Crítica de May December con Natalie Portman: ¿Es esta la película más polémica del año?

El nuevo drama de Todd Haynes cuenta la historia de un personaje caído en desgracia y de la estrella de cine que se prepara para interpretarla.
May December película.
Francois Duhamel/Cortesía. 

Con la actual obsesión del cine y la televisión por a contar historias conocidas desde una perspectiva feminista, ¿cómo se traza una línea entre reivindicar la narrativa y desenterrar traumas enterrados hace mucho tiempo? Esta fue una de las preguntas que se planteó Todd Haynes en su brillante y mordaz melodrama, May December.

La historia de amor en la que se centra es una que ha soportado décadas de escrutinio debido a una considerable diferencia de edad: Julianne Moore interpreta a Gracie, una panadera de cincuenta años casada con Joe, de treinta (Charles Melton, de Riverdale). Al principio es natural preguntarse si el juicio al que se enfrenta por parte de su comunidad es el resultado de una doble moral misógina, pero es entonces cuando te das cuenta de que el inicio de su relación fue mucho más complicado que eso.

Gracie tenía 36 años y Joe sólo 13 cuando trabajaban juntos en una tienda de animales y fueron sorprendidos teniendo relaciones sexuales en el almacén. Gracie fue detenida y dio a luz a su primer hijo en la cárcel, tras lo cual se casaron y tuvieron gemelos. Vender las fotos de su boda en exclusiva a un tabloide les permitió comprar una casa grande, pero no evitó que la gente siguiera dejando paquetes ofensivos en la puerta de su casa.

La audiencia se acerca a la historia de la pareja a través de una serie de recortes de prensa que son examinados por Elizabeth (Natalie Portman), una estrella de cine que va a interpretar a Gracie en un audaz estreno independiente. Mientras está de visita en la ciudad para investigar el caso, decide hablar con todos los que se vieron envueltos en el escándalo y a examinar sus consecuencias. Cuando llega para reunirse con Gracie y Joe en un asado organizado por ellos, se presenta con unos lentes de sol gigantes, irradiando inaccesibilidad e insistiendo en querer captar algo real y hacer que Gracie ‘se sienta vista’.

Elizabeth Berry (Natalie Portman), y Gracie Atherton-Yoo (Julianne Moore), en mayo de diciembre.

Francois Duhamel

Sin embargo, casi de inmediato se vuelve evidente que quiere mucho más que eso: Elizabeth está ansiosa por sacar toda la información posible, sean cuales sean las consecuencias. Busca detalles en el ex marido de Gracie; se encuentra con el hijo problemático de su primer matrimonio, que fue amigo y compañero de clase de Joe; e incluso consigue entrar en el infame almacén de la tienda de mascotas donde simula tener relaciones sexuales contra la puerta.

Pero las cosas no se de detienen ahí, Elizabeth empieza a involucrarse al punto de coquetear con Joe mientras indaga en su infancia, le dice que tienen la misma edad y le hace preguntas incómodas sobre sus hijos y su papel como padre joven. El efecto es desestabilizador: Joe, que dice recordar poco del comienzo de su romance con Gracie, se vuelve pensativo y malhumorado, rumiando el pasado y preguntándose qué tanto perdió de su juventud al tener que asumir tantas responsabilidades desde la adolescencia. Cuando toca el tema con Gracie, ella también se descontrola. Elizabeth, mientras tanto, sigue removiendo la olla y observando el caos, libreta y bolígrafo en mano.

Elizabeth Berry (Portman) interroga al Joe Yoo de Charles Melton.

Francois Duhamel

Sin embargo, lo que hace que la trama de May December sea tan jugosa es que Elizabeth no es la villana; de hecho, nadie lo es. Gracie es emocionalmente frágil, pero también es evidente que lleva muchos años manipulando silenciosamente a Joe. Lo regaña igual que a sus hijos y, cuando él cuestiona los orígenes de su amor, insiste en que fue él quien la sedujo: ‘¿Quién mandaba?’, grita, demostrando, sin querer, que siempre es ella. En otra escena le dice a Elizabeth que la gente olvida que ella sólo ha estado con dos hombres, mientras que Joe tuvo otras amantes antes que ella. ‘¿Cuando estaba en séptimo curso?’, pregunta Elizabeth, dudosa. Pero es cuando recibe las cintas de un grupo de actores flacuchos y prepúberes que se presentan a las audiciones para interpretar a Joe en la película, que el verdadero horror de la edad e inexperiencia del joven la impacta.

En manos de Melton, Joe es igualmente complejo. Hay algo atrofiado e infantil en la forma en que obedece las instrucciones de Gracie y se disculpa por cada pequeño paso en falso, pero tampoco es un ángel: encorvado sobre su teléfono en el sofá, parece tener una aventura emocional con una mujer más cercana a su edad, aunque sabe que destruiría a Gracie si se enterara. Sólo cuando está con sus hijos, que extrañamente se parecen más a sus hermanos, parece estar remotamente tranquilo.

La naturaleza alocada de ambas interpretaciones, Moore, con su volátil y visceral interpretación de Gracie, y Portman, con su vanidosa Elizabeth, es crucial para el éxito de la película, pues transforma lo que, bajo la mirada de otro director, podría haberse convertido en un truco sombrío pero que logró convertir en jugueteo ágil que es, en algunos momentos, histéricamente divertido, (casi almodóvariano) en su despliegue de música dramática y revelaciones escandalosas. Además, la fotografía es impresionante y se detiene en la brumosa luz del sol y los ominosos sauces llorones del sofocante escenario sureño a medida que la tensión va en aumento.

Sin embargo, lo más convincente de May December es que se resiste a dar respuestas fáciles a las espinosas preguntas que plantea. En cuanto alguien aporta un dato que podría arrojar luz sobre el comportamiento de Gracie, lo pone en duda. Es desconcertante y emocionantemente confuso, e incluso después de casi dos horas, uno sale del cine deseando tener más tiempo para interrogar a estos seductores personajes. Teniendo en cuenta que vi la película al final de un día ocupado en Cannes, en una proyección que se retrasó y terminó hasta la 1:30 de la madrugada, eso ya es mucho decir.

Artículo publicado originalmente en British Vogue, vogue.co.uk.