Carlos Amorales presenta la performance Estados fragmentados en Polyforum Siqueiros

En el marco de la Semana del Arte CDMX 2024 y con el apoyo de Feria Material, el artista multidisciplinario se apoderó del Polyforum Siqueiros con una performance extrasensorial.
Carlos Amorales presenta la performance Estados fragmentados en Polyforum Siqueiros
Alejandro Olazo Millan

Carlos Amorales (Ciudad de México, 1970) es una de las figuras más importantes del arte conceptual en la escena mundial. Su obra abarca una amplitud de formatos que van desde la animación, el sonido, video, dibujo, instalación y por supuesto, performance.

En el contexto de la Semana del Arte CDMX 2024 el artista recurrió al talento de Sarmen Almond (como solista y en la composición de la selección vocal); así como a la dirección musical de Diego Espinosa, y al diseño coreográfico de Priscila Hernández, para apoderarse del interior del Polyforum Cultural Siqueiros.

En Estados fragmentados el artista ofreció una perspectiva contemporánea, que al mismo tiempo remite al origen, al contrastar el mito de Naga, un relato cosmogónico ficcional, generado mediante Inteligencia Artificial, con visos de un nacionalismo idealizado y representado bajo el extenso mural en relieve titulado “La marcha de la humanidad”, pintado por Siqueiros en los años setenta dentro del Polyforum. Esta postura, cargada de ironía y tradición, se traduce a su vez en un concepto totalmente nuevo:

Vogue: ¿Qué son los Estados fragmentados?

Carlos Amorales: Hay juego de palabras, como en referencia a Estados Unidos. Un poco esa cosa de que todo se está fragmentando y es al mismo tiempo confuso. Me gustó este juego de palabras como imagen y me gustó para la pieza. Buscaba algo ambiguo, que no necesariamente describiera lo que está ocurriendo dentro, y que evoca algo más abierto. Y sí, esto tiene que ver un poco con las canciones, con los poemas que escribí para que se transformaran en canciones

Alejandro Olazo Millan

¿Y de qué hablan estos poemas?

Escribí estos poemas, muy abstractos, que no tienen tampoco un sentido concreto. No narran, pero el verdadero ejercicio va con el canto, en el hecho de elongar la voz.

¿Y en el vestuario, qué representan estos trajes de papel?

El tema del mito nos muestra que esta serpiente es capaz de crear con su canto. Entonces comencé a pensar en cómo representar a esta serpiente sin hacerlo literalmente. Pensé en las capas que tienen ellas, en las distintas pieles que van perdiendo con el tiempo. Digamos que si es una serpiente milenaria, pues van quedando cientos de pieles a lo largo del tiempo. Y luego pensé que los trajes son como nuestra segunda piel.

Todo fue un experimento. Cuando compré este papel era en realidad para hacer otros proyectos, pero me dijeron que era el papel que había empleado el diseñador de moda Issey Miyake para hacer sus grandes trajes de papel. Alguien en mi estudio viene de una familia de costureras, así que le dije, oye, porque no prueban hacer un traje con este papel. Me desconecté unos días y cuando regresé, ya tenían estos conjuntos increíbles. Son muy detallados, las costuras, las solapas, todo. El estampado proviene de unos esténciles gigantes que hice, y fui jugando con ellos. En una escena se convierten en una suerte de títeres y cobran vida, aunque sean solo elementos escenográficos.

Alejandro Olazo Millan

¿Cómo combinó la Inteligencia Artificial con el carácter originario que se siente en esta performance?

Empecé a trabajar con Sarmen Almond y con esta idea de cómo transformar un poema, y luego me vino una imagen de alguien o algo que esculpía las piedras con su voz y les daba forma, les daba vida. Me gustó esta imagen, y cuando salió ChatGPT –y todo el mundo estaba como loco viéndolo como una especie de oráculo–, me dije, bueno, le voy a preguntar sobre esta imagen que tuve. Pero no la reconoció. Entonces le pedí a la IA que escribiera un poema y yo le fui dando otro carácter, lo fui moldeando y arreglando. Pero me gustó mucho esa idea, como de un mito inicial, que la inteligencia artificial no reconocía. Luego salió esta palabra de Naga, y de pronto surgieron todas estas serpientes que también están presentes en Japón, en el budismo, que también están en el hinduismo y, claro, el mito de la serpiente emplumada en México.

¿Cómo fue trabajar con las distintas disciplinas aquí reunidas?

El primer acercamiento fue con Sarmen Almond, una cantante experimental entrenada, entonces tuve que pedirle lo contrario, tuve que pedirle polifonías, para así provocarla. Luego busqué un contrapunto, con esta idea de percusiones con el cuerpo. Allí entra Diego Espinosa y luego le pedí que pensara en una improvisación, sobre lo que ya había grabado con Sarmen previamente en unas maquetas.

De ahí salió algo muy claro rítmicamente: Hacer música con el cuerpo, ya sea por la voz o por la percusión. Al momento de trabajar en el Polyforum Siqueiros nos encontramos con otros retos. Es un lugar difícil de sonorizar e iluminar. Allí se me ocurrió que el cuerpo de baile fuera una suerte de candelabros vivientes, y ahí es donde entra Priscila Hernández que ha trabajado para Iñarritu y tantas producciones. Lo verdaderamente increíble fue el haber trabajado con gente tan talentosa. Tú vas dando ideas y ellos van proponiendo.

Alejandro Olazo Millan

Eres un artista multidisciplinario, ¿pero cuál es el formato que más te gusta o te reta?

Lo primero que hice, al inicio, fue escenografía. Eso fue lo que me detonó las ganas de ser artista. En esa época era muy difícil involucrarse con el teatro. Ahora lo veo años después con esta puesta en escena y me está gustando mucho. Me gusta el cine, porque conjuga todo, pero el tema “en vivo”, la presentación, lo que pasa cuando conectas con el público, es especial. El reto está en este tipo de cosas en las que debes pensar mucho: vestuario, pintura, el escribir… Hay muchos niveles en la performance.

Lo que me gusta, en el caso de Estados fragmentados, es que hay este tipo de música que te conmueve, te entra en el cuerpo, de pronto te saca lágrimas. Tiene esta cosa emocional muy fuerte que no necesariamente las artes visuales tienen (y menos aún el arte contemporáneo), en donde aquello puede ser más cerebral. Aquí hay una cosa que te toca, ya sea por la voz, que se hace muy fuerte. Me interesaba mucho eso, lo material y emocional. La voz es como un gas, como algo que se expande. Hay unos que te hacen reír y otros llorar. Ese es el ingrediente principal.