Quiero que me rompan el corazón para escuchar el nuevo disco de Taylor Swift, ‘The Tortured Poets Department’

Como dice Taylor Swift: “solo una vez que hemos contado nuestra historia más triste, podemos liberarnos de ella”.
Taylor Swift en 'The tortured poets department'
Cortesía de Universal.

Cuando Taylor Swift anunció ante una atónita audiencia, en los pasados Premios Grammy, que pronto lanzaría un nuevo álbum y se llamaría The Tortured Poets Department, el mundo entero trazó rápidamente una línea directa entre este título y el nombre del chat grupal que crearon Joe Alwyn (exnovio de la cantante), Paul Mescal y Andrew Scott (suponemos que para hablar de sus cosas actorales, etc.), The Tortured Man Club.

Lo que coloquialmente llamaríamos una declaración de guerra, vaya. Porque, efectivamente, el hecho de que la cantante del Eras Tour se esforzase tan poco en disimular de qué trataba (o, más importante, sobre quién trataba) a ir este último disco prometía que habría sangre. Y ha cumplido.

Desde que comenzó la cuenta regresiva, las redes sociales se llenaron –como ocurre cada vez que Swift parpadea, básicamente– de teorías sobre el título, la sonada ruptura, los nombres de las canciones, las fotos en sepia (que haya recuperado este efecto fotográfico da para un tema aparte) que acompañaban el anuncio…

Pero todo indicaba que sería un (gran) álbum de baladas en el que la artista no se guardaría nada. Como bromearon muchos usuarios de TikTok: “quiero romper con mi novio para poder llorar con The Tortured Poets Department”. Ahora que por fin ha aterrizado, podemos confirmar que un corazón roto es el mejor receptor para este disco.

Cortesía de Universal.

Si su anterior LP, Midnights, estaba compuesto por canciones de autocompasión y deseos de venganza en lo que podríamos identificar como los primeros momentos de una ruptura amorosa (rabia, odio, tristeza), mientras que en The Tortured Poets Department ya ha pasado al siguiente nivel: análisis y aceptación.

Ese momento de repasar lo que fue mal, de lamento sin culpa. Hay dolor, pero más maduro. Musicalmente, sigue la línea de otros de sus álbumes más íntimos como Folklore y Evermore, pero mientras que en estos dos escondía su historia en la de otros personajes inventados, en este último lanzamiento es ella misma la que se abre en canal para hablar de sus sentimientos, de lo que pasó, de lo que fue mal.

Como ella misma ha contado esta mañana en su cuenta de Instagram, “este periodo de la vida de la autora ha terminado, el capítulo está cerrado. No hay nada que vengar, sin cuentas que ajustar ahora que las heridas se han curado”. De hecho, termina “una vez que hemos contado nuestra historia más triste, podemos liberarnos de ella”.

Imposible no sentirse identificada con el demoledor “I love you, it's ruining my life” ["te amo, y eso está arruinando mi vida"] del primer tema, Fortnight (compuesto con Post Malone); el verso “you don't get to tell me about sad” ["no tienes derecho a hablarme sobre estar triste"] en Who's afraid of little old me?; o la frase "I'm queen of the sand castles he destroys" ["soy la reina de los castillos de arena que él destruye"].

Por supuesto, Taylor Swift también ha dejado algunas pistas para sus fans, como el paralelismo entre la triste So long, London y la animada London Boy de su álbum Lover (Joe Alwyn es, por supuesto, británico); sin olvidar el momento en el que en su tema But I love him dad suelta un “I'm having his baby” seguido de “no, I'm not, but you should see your faces” ["voy a tener su bebé. No es verdad, pero deberían haber visto sus caras"], que parece una referencia directa a todos los rumores que circulan sobre ella constantemente y la reacción desmedida de sus fans.

Muchos más lugares comunes para corazones rotos en I can fix him (no really I can) [Puedo curarlo (de verdad que puedo)], porque ¿quién no ha intentado cambiar a alguien por amor (ahora su problemática relación con Matty Healy tiene mucho más sentido).

Pero, quizá una de las canciones con la que más nos podamos sentir identificadas universalmente es I can do it with a broken heart [Puedo hacerlo aún con el corazón roto], sobre esas veces en las que tienes que ser valiente, fingir que no pasa nada y seguir adelante aunque todo esté en tu contra. Como canta Taylor, “I'm so depressed I act like it's my birthday every day” ["Estoy tan deprimida que actúo como si todos los días fuesen mi cumpleaños"].

Pero más allá de los salseos, de las posibles teorías y de los dardos envenenados que, indudablemente, lanza, nos quedamos con que Taylor Swift ha escrito, una vez más, una obra redonda para llorar, y para sentirte identificada cuando te han roto el corazón. Porque como resume a la perfección en Down Bad, “fuck it, I was in love”.

Artículo publicado originalmente en Vogue España, vogue.es.