Ellas son The Last Dinner Party, la banda de Londres que convierte la música en una obra de teatro

Previo a su concierto en el Lunario del Auditorio Nacional en la Ciudad de México, conversamos con The Last Dinner Party, la nueva sensación del rock de Inglaterra.
Last dinner party miembros
Cal McIntyre.

Lo primero que a uno se le viene a la mente al escuchar el nombre de The Last Dinner Party podría ser perfectamente todo aquello que se encuentra dentro de su música. Hay que hacer el ejercicio por un momento, la imagen que aparece sugiere una especie de viaje estético en el tiempo. Hay vestidos largos y escenografías como las de The Favourite de Yorgos Lanthimos. Hay maquillaje y sets que bien podrían haber salido de Downton Abbey y sí, hay un drama visceral constante que se siente en la atmósfera mientras se recorre cada rincón del imaginario. Puede ser que la banda formada por Abigail Morris en la voz, Aurora Nishevci en los teclados, Emily Roberts en la guitarra, Georgia Davies en el bajo y Lizzie Mayland en la otra guitarra tengan tan solo un par de años de existir, pero en todo lo que representa el concepto nada es casualidad.

“Han sido tiempos abrumadores, pero estamos tratando de mantenernos con los pies en la tierra”, confiesan las integrantes tras recordar todo aquello que han vivido en tan poco tiempo. En tan solo dos años, el grupo pasó de ser una sensación local en los bares de Londres gracias a sus conciertos imparables a convertirse en una de las promesas más controversiales de los últimos meses dentro de la industria musical global. Desde que anunciaron su disco debut, el recién estrenado Prelude to Ecstasy, el Internet se llenó de una serie de opiniones que polarizaron por completo su recepción. Pero, a pesar de su repentino éxito, la historia del grupo es algo muy natural.

“Yo, Georgia y Lizzie nos conocimos en la universidad en Londres y decidimos empezar una banda”, asegura Abigail sobre sus inicios, “pasamos algún tiempo tratando de encontrar a los mejores músicos posibles para que se unieran, después conocí a Emily por un amigo en común y creo que ella era amiga de Aurora. Así fue como nació la banda”. Desde entonces comenzaron a crear una especie de mito entre las calles londinenses a partir de una serie de conciertos constantes que llenaban los lugares más importantes para el nuevo talento en la región. La práctica hace que la maestría haga su aparición. “Fueron tiempos geniales, era muy divertido hacer todos esos conciertos”, dicen mientras ríen con el recuerdo.

The Last Dinner Party es la nueva sensación del rock en Inglaterra.

Cal McIntyre.

Ganadoras del aclamado premio Rising Star en los Brit Awards y del BBC Sound of 2024, las chicas de The Last Dinner Party parecen no dejarse llevar por el hype que las ha llevado a formar parte del cartel de Coachella de este año. “Todavía tocar en vivo se siente como algo tangible, es una experiencia que compartes con la gente que está ahí cuando estás en el escenario. La diferencia ahora es que muchas personas cantan al unísono las canciones y eso hace que la experiencia sea todavía más asombrosa. Algo muy surreal”.

El disco, del cual se desprenden todas esas canciones que hoy miles de personas cantan al unísono en sus presentaciones en vivo, está lleno de una tradición que lo mismo tiene reminiscencias a David Bowie, o a Kate Bush que a St. Vincent y Florence Welch. “Nine Inch Nails fue la inspiración para My Lady of Mercy, también están Fiona Apple, Lana del Rey, los Arctic Monkeys y Saz’iso, una banda de folk de Albania muy inspiradora”. Antes de abrazar su papel de nuevas estrellas en ascenso, las chicas de The Last Dinner Party son escuchas atentas de todo lo que vino antes que ellas y, un paso siempre adelante, el producto de todas esas influencias fue compuesto antes de todo lo que vino después.

“Lo más impresionante es que hicimos todas esas canciones antes de recibir toda la atención”, confiesan, “terminamos el álbum un par de meses antes de que Nothing Matters saliera [en abril de 2023] y eso nos dio una cierta ventaja porque ya teníamos una base de canciones que amábamos, que sabíamos que eran buenas y que nos importaban sin tener ninguna influencia externa ni nadie esperando nada de nosotros. Eso nos hizo sentir muy fuertes, como si nada importara al momento de sacar las canciones que vinieron después”.

“Ahora que estamos escribiendo el segundo disco, sí tenemos a esas personas esperando cosas de nosotros, pero seguimos manteniendo esa fuerza: nosotras cinco sabemos qué nos gusta y qué disfrutamos hacer. No vamos a tratar de tocar algo trendy o a hacer lo que creemos que a la gente le gusta porque no es como trabajamos”, añaden.

¿Y cómo es que trabajan? Saliendo un poco de la norma. Sus conciertos se han convertido en toda una experiencia que no solo se trata de ir a escuchar su música, sino también de formar parte de un momento especial. En ellos hay un dresscode establecido y ellas mismas hacen de los disfraces un complemento que convierte el espectáculo en algo más ambicioso. “La cosa con el teatro es interesante y aplica para la música también”, reflexionan, “el teatro es interesante por el uso de la tensión y el pensar en cómo usar esta tensión, eso inspira también la música. Mucha de nuestra música juega con eso, como en Beautiful Boy, la tensión que se va creando hasta llegar al silencio en donde solo hay tres voces cantando, es tan tenso que te dan ganas hasta de aguantar la respiración, y luego explota de nuevo. El cine nos inspira mucho visualmente también. El hecho de pensar en cómo se crea nos hace pensar el cómo hacer música, si eso tiene sentido”.

The Last Dinner Party continúa un camino de músicas inglesas que por un momento parecía haber permanecido en el lugar de la comodidad. “Una de las grandes exportaciones del Reino Unido siempre ha sido la música y es muy lindo unirnos a esa tradición, específicamente hablando de Londres”, aseguran, “Es muy cool ser parte de este renacimiento de bandas y especialmente muchas bandas lideradas por mujeres y conformadas por personas no binarias como The New Eves y todas esas bandas poderosas que han logrado tener esta atención. Espero que podamos ser quienes abran la puerta para que el resto del mundo escuche a todas estas bandas llenas de mujeres”.

El grupo aterrizó en la Ciudad de México para presentarse en el Lunario del Auditorio Nacional el próximo 19 de marzo junto con el dúo mexicano Valgur en una noche que fue el inicio de una gira que tendrá su clímax en Coachella. “Es gracioso porque para los que crecimos en Inglaterra, Coachella es de esas cosas que son casi mitológicas, la idea de Coachella es muy estadounidense. No sabemos qué esperar, creo que va a ser algo interesante y también algo abrumador. Vamos a tocar como hemos tocado los demás conciertos, confiando en lo que hacemos”.