No sabía que podía masticar mal la comida hasta que un experto me dijo esto

¿Ha masticado mal la comida durante toda tu vida? Una editora se da cuenta de que quizá sí, y pide ayuda a tres especialistas.
Cómo masticar la comida para mejorar la salud intestinal.
Hans Neuman.

Cuando una amiga regresó de Lanserhof (uno de los retiros de bienestar más populares de Europa), le pedí que me lo contara todo durante una comida vegana gourmet. Me habló de magníficas excursiones por pueblos antiguos y sesiones de meditación en la sauna, y de un hábito de bienestar bastante sorprendente que se había traído a casa como recuerdo: masticar cada bocado de comida más de 30 veces. Aplicó esta práctica durante toda la comida, masticando, masticando y masticando cada bocado de lechuga, coliflor con cúrcuma y betabel. Fue una cena muy larga.

Si crees que masticar cada bocado más de 30 veces es una medida extrema, mira a la ciencia. Hay estudios que respaldan la regla de la supermasticación: Procesar en exceso los alimentos por vía oral, es decir, masticar mucho, descompone los alimentos tanto física como químicamente (la saliva tiene enzimas que inician el proceso antes de que lleguen al estómago) y conduce a una mejor digestión, un sistema inmunológico oral más fuerte, una menor ingesta de alimentos y una mayor satisfacción con la comida a largo plazo. En Ayurveda, se conoce como masticación completa, la práctica de digerir totalmente los alimentos desde la boca hasta el estómago.

Por curiosidad, empecé inmediatamente a contar cuántas veces masticaba cada bocado. Un pepinillo kosher: dos. El pollo estilo mediterráneo: de tres a cinco. Ensalada de espinacas: otra vez dos. Macarrones con queso sin gluten: cero. (Espera, ¿acabo de tragarme esa pasta entera? Sí, lo hice.) Me di cuenta de que cuando realizaba varias tareas a la vez durante una comida –ver una película, entrar a Instagram, responder correos electrónicos– masticar, o simplemente notar los sabores de la comida, no estaba en el menú. En lugar de eso, comía como una serpiente, tragándome todo lo que había en el plato en el menor número de bocados posible.

Durante nuestra reunión semanal con el personal, comenté estas observaciones y dije que estaba pensando en cambiar mi estilo de alimentación. Mark Guiducci, director editorial creativo de Vogue y el genio detrás de Vogue World, mencionó que él también había visitado Lanserhof y aprendido mucho sobre sí mismo mientras contaba sus masticaciones.

‘La práctica me hizo mucho más consciente de los alimentos que estaba consumiendo, y tal vez incluso más agradecido por ello’, me dijo, ‘desde luego, soy más consciente de que una comida es realmente para comer –por extraño que parezca– y no sólo un momento para conversar o leer las noticias’.

El dentista de Manhattan Michael J. Wei, DDS, no sólo está de acuerdo con el consejo de Lanserhof, sino que incluso lo supera: ‘La cantidad recomendada de masticación para una digestión y una salud bucal óptimas es de 30 a 50 veces por bocado, dependiendo del tipo y la textura del alimento’, afirma. Cuanto más grueso o duro sea el alimento (por ejemplo, un filete o algo más fibroso), más tiempo debe pasar en la boca. Aunque, añade Wei, una técnica adecuada es clave para proteger los dientes. ‘Hacerlo de forma incorrecta puede desgastar los dientes, crear dolor y tensión en la mandíbula, afectar a los músculos de nuestra cara e incluso provocar problemas digestivos’.

Nunca pensé que necesitaría lecciones sobre cómo masticar correctamente a mis 30 años. Pero, por si acaso, escuché atentamente los consejos de Wei: Mastica lenta y uniformemente, utilizando los dientes posteriores en un suave movimiento de lado a lado.

De repente, la hora de la cena me dejó mucho tiempo para pensar. Mi primer pensamiento: Vaya, las sillas de mi cocina no son tan cómodas. Lo siguiente: ¿Empezaría todo este masticar a abultar los músculos de mi mandíbula? Durante los últimos tres años me he estado inyectando Botox en mi papada. El beneficio de la neurotoxina es doble: me impide apretar los dientes y adelgaza el músculo abultado para dar a mi cara un aspecto más delgado. ‘Sí, entre más mastiques más grandes serán los músculos de tu mandíbula’, respondió Shafer a mi mensaje asustado. Resulta que sí hay algo en la lista de contras de masticar.

Guiducci confesó durante nuestra conversación que abandonó el mandato de masticación de Lanserhof ‘en cuanto pisé el avión’. 'Yo, desde luego, no me pasaré el Día de Acción de Gracias masticando cada bocado de pavo más de 30 veces –si acaso, 15 veces me parece un término medio razonable– aunque, mejor aún, estaré más atento a lo que me meto en la boca. Eso parece mejor que obsesionarse con la técnica o centrarse en un número.

Artículo publicado originalmente en Vogue US, vogue.com.