Punto de vista

Arca se presentó por primera vez en Venezuela y lo hizo como un verdadero acto de valentía

Una poderosa Arca se apoderó de la Concha Acústica de Bello Monte en su natal Venezuela. Y allí le cantó a la luna y a su país, frente a miles de personas que le rindieron una cálida bienvenida, el tributo que siempre ha merecido.
Arca y su concierto en Caracas Venezuela
Fotografía por Tim Walker para Vogue enero 2022.

Arca, la cantante y compositora, la mujer que revolucionó todas las industrias en su faceta como productora musical de Björk –sí, ella, la “madre”, como le dicen sus fanáticos–, la diva virtual como la bautizó Vogue México y Latinoamérica en la portada de enero 2022, se presentó por primera vez en Caracas, Venezuela, el pasado 16 de marzo de 2024.

La misma ciudad que la vio nacer en 1989 y de la que salió un buen día, para coronarse como la reina de la música experimental en todas las capitales del mundo.

La primera vez que escuché a Arca fue con el álbum Mutant (2015), mi primer novio (siempre 1,000 pasos más adelantado en todo) me pasó unos links de YouTube que al principio pensaba estaban mal cargados o que era mi Internet el que fallaba –algo bastante común en la Caracas de ese entonces–. “Tienes que escuchar esto, te advierto que nada será igual”, me dijo. Y así fue.

El sonido futurista de Arca también me ayudó a sobrellevar esos primeros días en los que había dejado a Venezuela atrás y me enfrentaba a una ciudad nueva. No hablaré aquí de los motivos que me llevaron a ser parte de la diáspora venezolana, pero sospecho que algunas de mis razones de mayor peso van compartidas con Alejandra Ghersi.

Arca
Arca: Las enigmáticas imágenes de la cantante en su portada de Vogue
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En una de mis primeras salidas en Ciudad de México alguien me dijo: “Eres de Venezuela, como Arca”, y por primera vez hubo un referente con el que sí me sentía identificado y con el que yo sí quería ser asociado. Sentía que estaba en el lugar correcto, finalmente había salido de una suerte de capullo de concreto, lleno de árboles y guacamayas, para poder ser. La primera canción de Mutant se llama Alive (“Vivo”, en español) y por meses era lo único que ponía en la mañana para enfrentar el día.

¿Qué significa realmente el concierto de Arca en Caracas, Venezuela?

“La importancia del primer concierto de Arca en Venezuela, sobre todo al ser Caracas su cuna, simboliza una conquista. El Reverse Colonization como ella diría. Sin embargo, no una conquista en términos de imposición y mucho menos una colonización de una idea o una identidad forzada. Se trata de la generación de un espacio seguro para poder ser en aceptación y en amor. Los comentarios que leí de la experiencia de los asistentes que ansiaban verla y participar de esa magia de su show transmiten justamente lo necesario de que su Madre, Arca, haya brindado ese espacio seguro sin sentirse juzgadxs. Desde mi punto de vista, fue una sanación importante para la artista y su público compatriota”, me comenta al otro lado de la línea Majo Auday, venezolana radicada en Buenos Aires y creativa publicitaria musical, quien ha trabajado en sellos discográficos como Mojo, Mawz Records, SoulMusik Records. “Ella va más allá del límite; está muy presente la innovación, lo nerd, lo mística que es. La puesta en práctica de todo eso lo vemos en un escenario o en una pasarela y la convierten en ícono y símbolo del potencial infinito de la autoexploración”, señala Auday.

La cantante experimental, ArcaTim Walker

La periodista Karem González (@karemwithanem) también escribió una deliciosa crónica para El Nacional, uno de los pocos medios locales independientes que sobreviven en Venezuela. Allí se describe cómo una poderosa Arca se apoderó de la Concha Acústica de Bello Monte. Un anfiteatro con aires de Hollywood Bowl que fue construido en otra época de esplendor, y allí le cantó a la luna y a su país, frente a miles de personas que le rindieron una cálida bienvenida, el tributo que siempre ha merecido.

Tuve que leerlo varias veces para creer que sí había ocurrido. Los videos en la red social X también me arrullaron y no dejaba de pensar en cómo era todo hace 10 años. En cómo siempre tenía que pasar oculto, “agachado”, incluso en temas musicales, para no ser objeto de críticas e insultos, hasta por gente cercana. Para mí esta presentación significaba también otra cosa: un ligero respiro en materia de derechos humanos fundamentales. Para mí fue el cierre de un ciclo, reafirmación, el saber que la autenticidad puede reinar encima del odio.

En 2024 la discriminación y la violencia contra las personas LGBTQ+ son problemas persistentes en Venezuela. Esto va desde los ataques físicos, acoso verbal, discriminación en el empleo (aún muchas empresas aplican filtros de VIH para regular nuevos ingresos, como me comentó una amiga que no pasó a la segunda ronda de entrevistas, “de forma misteriosa”, tras hacerse exámenes clínicos).

Pero también de la ausencia de derechos en materia de diversidad sexual que incluso pueden afectar el acceso a servicios básicos, de identidad y de simple supervivencia. Sin mencionar el odio constante que es replicado, sin reparos, desde medios de comunicación, programas de radio en señal abierta, comediantes y lo que es más importante: entre familia y “amigos”. Basta con poner en Google: “Homofobia” + “Venezuela” para hacerse una opinión al respecto. En la cobertura de la llegada de Arca era común ver pronombres equivocados en medios conocidos y aclaratorias innecesarias sobre su género. Incluso por parte de gente “importante” en la industria musical venezolana.

Arca, la cantante venezolana. Tim Walker

Adicionalmente, a los crímenes de odio contra personas LGBTQ+ se suma la impunidad. La falta de aplicación de leyes y la ausencia de políticas específicas para abordar estos crímenes contribuyen a un estado de violencia que pone a Venezuela en el último lugar en el ranking de evaluación del Índice de Estado de Derecho y en el penúltimo en Justicia Civil, entre 142 países del mundo examinados por la organización The World Justice Project, según su informe de 2023. Mejor ni ahondemos en las estadísticas en temas de derechos LGBTQ+.

“En mi percepción como millennial y contemporánea con la artista (1989) creo que nuestra generación atravesó la transición y el rompimiento de ciertas imposiciones sociales que colaboraban a reprimir emociones y formas de ser. Algunxs hemos podido sublimar, transformar esas normas y de ese modo, hacer camino para las nuevas generaciones”, señala Majo Auday. Y ahí radica el éxito de Arca, en su sublimación.

Arca se presentó por primera vez en su país en un verdadero acto de valentía. Es el mismo país con un gobierno que detuvo a inicios de este año a un joven por “crímenes de ultraje al pudor”, por usar un corsé blanco y alas de ángel y fotografiarse frente a una iglesia. Es el mismo país que sigue prohibiendo uniones civiles para personas del mismo sexo, el que no reconoce ni la identidad ni la expresión de género, bajo ningún instrumento jurídico; el mismo en donde se puede escribir un tuit de odio con amenazas de muerte (a casi cualquiera, menos a un funcionario de gobierno) sin que pase nada.

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Pero opto por lo que ella dejó en esta primera visita oficial: Amor y autenticidad. El discurso de Arca se centra principalmente en un amor irrefrenable, en la colectividad, en la unión. Ella es la madre de esa nueva generación. Y yo me quedo con eso, “desde Tucupita hasta Yaracuy. Guárico, Cojedes, Táchira, Amazonas, duro en el Delta Amacuro, que Monagas está bien duro”, como bien lo canta.