Por qué todos podríamos vestir de algas algún día

Analizamos por qué las algas podrían ser el material del futuro, pues se perfilan como una alternativa más sostenible a otros materiales actuales.
Imaan Hammam con vestido rojo
Imaan Hammam.©ALIQUE

¿Te pondrías un vestido de algas? A medida que la industria de la moda intensifica sus esfuerzos para reducir su impacto en el planeta, las algas se perfilan como una alternativa más sostenible a tejidos como el algodón y el poliéster, gracias a su capacidad para absorber dióxido de carbono de la atmósfera. De hecho, un estudio de 2019 descubrió que puede absorber hasta 20 veces más CO2 que las plantas.

‘Las algas crecen en abundancia en su hábitat natural, y las nuestras se cosechan a través de un proceso suave y regenerativo, dejando su valor ecológico retenido’, explica a Vogue la doctora Amanda Parkes, directora de innovación de Pangaia –que introdujo por primera vez las algas en los textiles de sus colecciones allá por 2019–. ‘La fibra resultante es completamente biodegradable’.

Pangaia introdujo por primera vez las algas marinas en sus colecciones en 2019.

Cortesía de Pangaia.

No solo marcas como Pangaia están reconociendo los beneficios de las algas. Scarlett Yang, graduada de Central Saint Martins y ganadora del premio Maison/0 Green Trail de LVMH, combina algas con otros materiales basados en el océano para crear sus fabricaciones de base biológica impresas en 3D. ‘Las cualidades y características naturales de las algas y otros materiales biológicos nos permiten diseñar teniendo en cuenta el ciclo de vida del material’, explica la diseñadora, ‘es un material muy versátil; podemos fabricar intrincados diseños de formas, texturas y colores con nuestros procesos creativos digitales’.

Aun así, utilizar algas marinas a gran escala sigue siendo un reto, tanto en lo que respecta a su abastecimiento como a la destreza tecnológica necesaria para convertirlas en tejidos. Actualmente, Pangaia mezcla su fibra de algas con algodón hasta alcanzar su objetivo de crear una fibra 100% de algas. Mientras tanto, empresas como Living Ink Technologies, que produce tinta y pigmentos para colorear textiles, se encuentran aún en una fase incipiente.

Scarlett Yang, licenciada por la Central Saint Martins, combina algas con otros materiales oceánicos para crear sus tejidos biológicos impresos en 3D.

Mark Cocksedge

Más allá de la moda, las algas son cada vez más populares en la industria de la belleza. La gama de productos para el cuidado de la piel de Haeckels se basa en algas, fucus y dulse recolectados a mano en Margate: ‘Las algas son famosas por sus propiedades antioxidantes y curativas, lo que las convierte en el ingrediente estrella perfecto para el cuidado de la piel’, explica Charlie Vickery, director general de la marca. ‘Las algas se han utilizado en rituales de baño durante siglos, y nuestro principal objetivo ha sido aprovechar este poder y convertirlo en remedios progresivos para el cuidado de la piel’.

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Para ayudar a escalar el uso de algas marinas en múltiples industrias, Karen Scofield-Seal, junto con el cofundador Dr. Charlie Bavington, creó Oceanium en 2018. ‘Hemos desarrollado una tecnología ecológica que transforma las algas marinas cultivadas en ingredientes naturales para productos de belleza, alimentos y materiales’, explica Scofield-Seal, que recientemente ganó el premio Bold Future Award de Veuve Clicquot. ‘Esta tecnología maximiza el valor de las algas –la suma de las partes es mayor que el todo–, lo que permite a Oceanium pagar un buen precio por las algas cultivadas y a los agricultores ampliar su producción.’

Cortesía de Haeckels.

Las algas también se utilizan para desarrollar bio-empaques, por lo que está claro lo versátiles que pueden llegar a ser, con los beneficios que ello supone tanto para las personas como para el planeta. ‘Apenas estamos empezando a descubrir su verdadero potencial’, afirma Vickery, quien también subraya que éste ‘es realmente ilimitado’.

Artículo originalmente publicado en British Vogue, vogue.co.uk