Un recorrido por el increíble trabajo de vestuario de Catherine Martin, en la nueva película sobre la vida de Elvis, dirigida por Baz Luhrmann.
En una escena de la nueva película de Elvis, la brillante versión de Baz Luhrmann sobre la vida del hombre que es considerado el rey del rock and roll, vemos a Austin Butler, en el papel de Elvis Presley, con un esmoquin de cola.
Hasta ese momento, sus giros en el escenario habían hecho que las cejas se levantaran (y los corazones se aceleraran), lo que suponía una violación de las costumbres sociales de los años 50. Por ello, su look se había ideado para que se viera decente y respetable sobre el escenario.
Al salir del set, en esta escena de la película Elvis, este se arranca la chaqueta, visiblemente molesto por la falta de autenticidad del traje y, sobre todo, por lo difícil que era moverse con él: ‘No puedo cantar si no puedo bailar’, afirma en pantalla.
En ese momento, quienes vean la película, se darán cuenta de la importancia monumental que la ropa tenía para el cantante. Un concepto que la diseñadora de vestuario y producción, Catherine Martin, manejó con el máximo cuidado, luego de haber trabajado con el patrimonio y prendas de Elvis Presley y tras estudiar todos los detalles de Graceland, la casa de Presley en Memphis, Tennessee.
Como explica Martin, quizá los elementos más destacables del look de Elvis (los pantalones ondulados, las delicadas camisas de encaje que tenía en varios colores, los pañuelos dandis, el delineado de ojos caído) fueron inventados por él mismo.
‘Creo que una de las cosas que el archivo de Graceland me permitió ver fue el mundo que formó a Elvis’, comenta Martin, ‘tanto su madre como su padre eran producto de la Gran Depresión, y su padre guardaba todos los recibos y todos los cheques que emitía el banco. Vi el tipo de simplicidad financiera de la que él procedía, y lo extraordinarias que fueron sus elecciones de moda, porque son completamente autocreadas. Vivió en una época antes de que existieran los estilistas y antes de que la gente le ayudara a las estrellas a crear su imagen. Era totalmente Elvis el que creaba sus looks por sí mismo’.
A medida que la carrera de Elvis Presley evolucionó entre los años 50 y los 70, también lo hizo su estilo. Está el Elvis del Rockabilly, un adolescente de rostro fresco y ojos azules con un rostro divino que hacía temblar las rodillas de todos.
Está el Elvis del Ejército, que lucía su uniforme nacional. Está el Elvis hombre de familia, una figura central de Hollywood, siempre limpio, vestido con camisas hawaianas y con el pelo peinado hacia atrás, teñido de color oscuro como un betún.
Y luego está la versión más recordada (para bien o para mal): El Elvis de Las Vegas. En la última época de su muy corta vida (Presley murió en 1977 con sólo 42 años) el cantante de Jailhouse Rock se enfundó en conjuntos de cuero deslumbrantes.
Martin abraza todas estas variaciones, así como a los numerosos personajes de la vida de Elvis Presley (desde su esposa Priscilla Presley, interpretada por Olivia DeJonge) hasta su representante, el coronel Tom Parker (Tom Hanks).
Dado el cuidadoso trabajo de Martin, los espectadores saldrán, luego de ver Elvis, con una mayor apreciación de cómo se preparaba el rey. Su aspecto era desaliñado, poco convencional y completamente desinhibido, y su sensibilidad única le permitía combinar elementos contradictorios en una atractiva armonía: ‘Simplemente combinaba las cosas porque creía que funcionaban’, añade Martin.
La vestuarista se permite citar al director de la cinta: 'Baz tiene un gran dicho: El gusto es enemigo del arte'. Y es que cuando te cohíbes tanto por hacer lo correcto, esto le quita toda la intensidad al viento que impulsa la vela del barco.
Martin continúa: ‘[Presley] nunca se preocupó por llevar cosas que desviaran la atención. De alguna manera, él trascendió todo eso. Simplemente, pensaba que eran vestuarios hermosos, poderosos y fuertes, y se sentía bien con ellos, y a la gente le encantaba verle con esos trajes’.
Artículo originalmente publicado en Vogue US, vogue.com.