Del grunge 2.0 al DIY denim, Vogue destaca las tendencias estrella que veremos a lo largo del próximo año.
Jeans azules, camiseta blanca, camisa de franela. El final, fue uno de los looks más sutiles del desfile de Primavera-Verano 2023 de Bottega Veneta el que consiguió que toda la primera fila se agolpara y tomara fotos que, posteriormente, fueron vistas por todo Instagram.
Claro, el look lo llevaba Kate Moss, que cada vez que hace una aparición en la pasarela marca un acontecimiento del que se habla por días. Y claro, resultó ser una combinación, no tan sencilla como parecía, de camiseta de cuero finísima, pantalones de cuero teñidos que parecían jeans desteñidos y una camisa que requirió 12 capas de estampado para conseguir ese color tan particular.
Pero no deja de sorprender que la ‘comodidad informal’, como la definió el diseñador Matthieu Blazy después del desfile, pueda considerarse una de las referencias clave de las tendencias de moda para la Primavera-Verano 2023, incluso cuando nos enfrentamos a las tendencias que revelan la piel y a los tonos Barbiecore.
Pero quizá este look no lo sea todo. Si la industria tiene un ojo puesto en la recesión, con una desaceleración en las apuestas, bien podríamos hacer un retorno al lujo tranquilo en 2023. Pensemos en los looks ‘normcore’ que definieron la década posterior a la crisis financiera de 2008, cuando las marcas redujeron los logotipos, guardaron la ropa de fiesta y abrazaron el viejo tono azul marino. El equivalente actual podría ser el traje discreto de The Row, los fieles abrigos de piel de Saint Laurent o los atemporales bolsos intrecciato de Bottega Veneta. Piezas de siempre, llevadas con gran maestría.
Espera, ¿te parece todo muy aburrido? Si es así, puede que en febrero seas tú la mujer que lleva pantalones cargo y un crop top, ya que los diseñadores le están dando rienda suelta a las propuestas de ropa utilitaria en colores llamativos. Y bolsillos, muchos bolsillos.
De Marine Serre a Miu Miu, de Chanel a Louis Vuitton, todo, desde las chaquetas de cuero a las minifaldas, pasando por los abrigos de algodón caqui e incluso los de dos piezas de tweed, venían con bolsillos abotonados o con cremallera, al estilo Mr Fixit.
Hablando de guantes de trabajo y un cinturón de herramientas, ¿qué te parece el renacimiento de la tendencia que nadie vio venir: ¿las alforjas? Piensa en que si la economía mundial se hunde sin tener un bote salvavidas a mano, bien podrías llevar un vestido de noche de Moschino con flotador y peplum como adorno para mantenerte a salvo. ('Todo el mundo habla de inflación', dijo Jeremy Scott).
Si prefieres seguir luchando en un mundo incierto, hay un atuendo perfecto para ello: Busca simplemente la ropa de Gabriela Hearst, Loewe y Alexander McQueen, donde los paneles moldeados recubiertos de metal y cuero (y plata pulida en Dolce & Gabbana, para cuando quieras llevar una fantasía digna de Juana de Arco) se robaron el protagonismo. Si prefieres irte de fiesta, no te pierdas el derroche de texturas, metalizados brillantes y explosiones de plumas que animaron los vestidos de noche. ¿Y la única tendencia que no soportamos? El paso atrás en los castings con modelos más diversos e inclusivos.
A contracorriente: Ester Manas, la diseñadora francesa afincada en Bruselas que crea ‘ropa para acoger a todo el mundo’ y cuyos desfiles se están convirtiendo en una cita ineludible por la buena vibra que crean. Para la primavera, habló de ‘comodidad’, ‘pero también de belleza y sensualidad’.
Un poco como la propuesta de Blazy para Bottega. Lujo discreto para todos.
Artículo originalmente publicado en Vogue UK, vogue.co.uk.