Manfred Thierry Mugler ha muerto. Tenía 73 años. Aunque se apartó de la moda en 2002, el diseñador siguió siendo una figura de peso en la industria y sus primeros diseños han sido descubiertos por una nueva generación de mujeres poderosas. Tras ver el trabajo de Mugler en la exposición ‘Superhéroes’ del Costume Institute en 2008, Beyoncé le encargó trajes de gira. Más recientemente, sus looks de espectáculo han sido solicitados por mujeres como Cardi B. y Kim Kardashian. Esta última encargó un ‘wet look’ personalizado de Mugler para la Met Gala de 2019.
La fuerza y la exhibición eran los pilares de la obra de Mugler. Su arquetipo era una mujer amazona, dominante y con mando, pero aún con sentido del humor y coquetería. La ropa de Mugler se utilizó en varias sesiones fotográficas de Helmut Newton para Vogue en la década de 1980, y es fácil ver una sincronización en el enfoque de los dos hombres sobre la sensualidad, las narrativas abiertas y la diversión.
La mujer Mugler
El ‘tipo’ de Mugler era la mujer fatal, y sus siluetas preferidas eran el triángulo invertido con hombros exagerados y la forma definida del reloj de arena. La idea de la cintura de avispa adquirió nuevas dimensiones cuando imaginó a sus modelos como insectos para su alta costura de primavera de 1997. En otras colecciones, Mugler presentó a las mujeres como robots, motocicletas e incluso almejas, pero también podía verlas como diosas y ángeles. En una ocasión, una Pat Cleveland embarazada, como una Madonna, fue bajada a la pasarela desde lo alto.
Quién era Manfred Thierry Mugler
Nacido en Estrasburgo en 1948, Muger estudió en la Escuela de Bellas Artes y bailó en la ópera. En 1966 dio el salto a París, donde trabajó para otros diseñadores y como fotógrafo. Mostró sus primeras creaciones en 1973 y fundó su marca homónima al año siguiente. Rápidamente se dio a conocer por la contundencia de sus cortes y su visión. Así es como la editora Mary Russell, escribiendo en Vogue en 1977, presentó por primera vez a Mugler a los lectores:
‘Thierry Mugler es un solitario. Se va a África o a la India durante meses, solo, con un par de jeans en un saco. Ex-bailarín con un sentido completamente individual de la forma y el color, utiliza su sentido del teatro y el ballet para elaborar los temas de sus shows. La ropa, sin embargo, se puede desmontar y, cuando se ve en los estantes de su sala de exhibiciones, son las piezas más sabias y reales que uno pueda desear. Para su nueva boutique de la Place des Victoires, diseñó los maniquíes y las joyas, todo muy lujoso pero brutal (hilos de oro en lino rugoso, por ejemplo). Thierry y [su colega diseñador] Claude Montana se hablan todos los días, pero nunca hablan de una colección’.
En sintonía con la conciencia corporal de los años setenta y ochenta, la fisicalidad era un aspecto importante de la obra de Mugler, aunque también se preocupaba por la artesanía y la materialidad. Incluso en las fotografías es posible ver cómo Mugler tomaba el control de la tela, cortándola y retorciéndola a su voluntad. Sus looks más extremos, como el vestido de motociclista, son casi de ingeniería; de hecho, Vogue elogió en una ocasión sus ‘detalles cortados con bisturí y aerodinámicos’.
Mugler utilizó sus prodigiosas habilidades para llevar la moda a otros ámbitos fantásticos; y en varios medios.
El legado de Mugler
Según The New York Times, Angel, la fragancia más vendida de Mugler, está ‘acreditada como la primera fragancia gourmand por sus inusuales componentes foodie’. El perfume se lanzó en 1992, el mismo año en que George Michael contrató al diseñador para rodar el vídeo ‘Too Funky’, una continuación de 'Freedom ‘90’ protagonizada por algunas de las mismas supermodelos.
El trabajo de Mugler en la moda se cruzó con el surrealismo, la ciencia ficción y el fetichismo. Algunos consideraron que su trabajo era sexista o que se pasaba al disfraz (en 2003 Mugler sería contratado por el Cirque du Soleil), pero también podía verse como algo que daba poder. Las amplias posibilidades de transformación eran importantes para la obra y la vida de Mugler. Cuando se alejó de la moda, el diseñador volvió a utilizar su nombre de nacimiento, Manfred. Mediante el culturismo y la cirugía, modificó su aspecto.
Al haber sido él mismo un artista, Mugler comprendía la necesidad de exagerar para impactar (el público, después de todo, no puede ver los detalles). Sus desfiles eran todo un teatro, con castings y actuaciones de famosos. Vogue informó de que su colección de prêt-à-porter de 1982 se presentó en 'veintidós 'escenas' en un estilo de salón de música que dejó al público aplaudiendo con deleite'. El desfile más célebre de Mugler fue su show Cirque d'Hiver para el otoño de 1995, que marcó su 20º año en el negocio.
En 2019, 45 años después de que presentara sus primeros diseños con su propio nombre, una retrospectiva, ‘Thierry Mugler: Couturissime’, fue montada en Canadá. Se inauguró en el Museo de Artes Decorativas de París el pasado mes de septiembre. ‘Lo que hizo es tan único; escribió la historia de la moda colección tras colección sin saberlo’, dijo entonces el comisario Thierry-Maxime Loriot. Es casi como si no se tratara de moda: Mugler no siguió las tendencias ni hizo referencia a la historia de la moda. Es festivo y envolvente: creó su propio mundo'.
Su pérdida en este caso es muy sentida.
Artículo publicado previamente en Vogue US, vogue.com
