Vogue reúne todos los detalles de los looks, diseñadores y referencias que aplicó la Reina del Pop, Madonna, en esta gira especial que llegó a Ciudad de México.
¡Come on, Vogue! Este fin de semana, Madonna inició su serie de conciertos en México, en el marco de The Celebration World Tour. En su primera presentación, deleitó a los fans con un show que recorre los hitos de toda su carrera. Allí interpretó algunos de sus grandes éxitos, incluso esos temas con aires punks del comienzo.
Pero casi mejor que la selección de canciones, fueron los nuevos trajes, conjuntos y vestidos que la Reina del Pop presentó sobre el escenario del Palacio de los Deportes... bueno, nuevos, no en el sentido estricto de esa palabra.
Todo el vestuario se inspira en sus looks más icónicos a lo largo de los años (incluido, sí, ese emblemático sujetador con conos de Jean Paul Gaultier). Con motivo de su llegada a México, Vogue comparte esta conversación con el diseñador creativo y de vestuario Eyob Yohannes y con la directora creativa y de diseño Rita Melssen, para así echar un vistazo más de cerca a los looks de Madonna en esta gira. Únicos y hechos a medida.
Dada la magnitud de esta gira mundial de Madonna (78 conciertos en 15 países diferentes), Yohannes y Melssen necesitaban un vestuario de primera categoría. Necesitaban además dejar el vestuario en alto y darle un mensaje fuerte y claro. El dúo optó por seguir el tema de este show, que explora las cuatro décadas de éxitos de Madonna. “La moda siempre ha formado parte de su narrativa”, explica Yohannes, “así que nos inspiramos en su pasado estilístico y mantuvimos esos temas en el vestuario”.
En la mayoría de los casos, Yohannes y Melssen crearon y diseñaron todos los trajes de Madonna ellos mismos, aunque también recurrieron a diseñadores como Guram Gvasalia, de Vetement, Donatella Versace, Jean Paul Gaultier y Dilara Findikoglu para que crearan atuendos únicos y especialmente diseñados para ella. “Queríamos hacer referencia a todo lo que ella ha hecho y crear algo nuevo a partir de eso”, dice Melssen. “Creamos un mundo completamente nuevo”.
La gira recorre el meteórico ascenso de Madonna al estrellato desde los años ochenta. Yohannes y Melssen empezaron su investigación con las polaroids y shows de Madonna de esa época: “Había muchos chicos grunge y punk, pero también estaban los New Romantics”, dice Yohannes. “Esta parte del show se siente como estar en un club de Nueva York, donde todas estas culturas diferentes se funden”.
El primer acto abre con sencillos como Burning Up y Everybody, en los que Madonna luce un frac punk de Findikoglu, inspirado en un blazer de archivo que la cantante llevó en una actuación en Japón. “Era un abrigo de hombre vintage que ella se puso para una actuación en Japón en los años 80”, explica Yohannes. “Y para el nuevo concierto, lo modificamos y le añadimos brillos y estoperoles de los años 80. Era una oda a la moda de esa década”, agrega.
En el segundo acto, Madonna se adentra en los 90 con Erotica y Vogue. El dúo de vestuario quería explorar los temas de expresión sexual y liberación de esas canciones. “Tuvimos la idea de hacerlo alrededor del boxeo”, dice Yohannes, “los bailarines van vestidos con ropa de boxeo, y Madonna lleva una bata, pero luego hay un hermoso momento de sensualidad cuando se descubre y queda en un vestido lencero”.
Para cantar el tema Vogue, específicamente, Madonna y el equipo de vestuario recurrieron al diseñador Jean Paul Gaultier para crear una nueva versión moderna de su icónico sujetador cónico, que se hizo famoso durante la gira Blonde Ambition de 1990.
En esta ocasión, Gaultier creó un minivestido cónico negro, con incrustaciones de cristales en el mismo tono. “No sería un desfile de moda sin Gaultier”, dice Melssen. “Él simplemente conoce el cuerpo de ella y cómo quiere sentirse. [Madonna no podría imaginarse hacer esto sin contar con él”. El invitado especial de la noche, Bob the Drag Queen, recreó el look de Madonna en los VMAs de 1990 con un vestido inspirado en María Antonieta para esta presentación de Vogue).
El tercer acto se centra en la década de 2010, y Madonna interpreta Die Another Day y Don't Tell Me, siendo la moda de esta última canción, inspirada en el Viejo Oeste, la que acapara todo el protagonismo. “Queríamos llevarla a un mundo futurista y cool”, dice Yohannes, que añade a su look final (un corsé de cuero y una camisa hecha a medida) un sombrero vaquero de Ruslan Baginskiy y un par de botas vaqueras de Miu Miu personalizadas.
“En el cuarto acto, mientras tanto, Madonna se inclina por el futurismo y luce un catsuit especial de Versace con simulación de papel metalizado, lista para introducirse en el Metaverso. Versace creó una prenda que Madonna nunca había llevado: un catsuit hecho con un patrón de cristal roto”, explica Yohannes. Y Melssen añade: “Cuando la luz cae sobre este catsuit, parece que llevara una armadura”.
Para confeccionar este vestuario, Melssen y Yohannes tuvieron que tener en cuenta la funcionalidad y el movimiento, además de la estética: “Se cambia mucho durante el espectáculo, así que teníamos que asegurarnos de que la ropa fuera fácil de quitarse”, dice Yohannes, “Hay cremalleras en la espalda en casi todos los trajes, así que se puede poner y quitar con bastante rapidez”.
Los rápidos cambios de vestuario fueron posibles gracias a la estrategia de capas y estilos: “También hay muchas prendas de ropa interior”, revela Yohannes, “se pone los trajes uno debajo del otro, [para estar lista] para el siguiente número”.
Uno de los mejores momentos de la gira llega hacia el final, cuando Madonna interpreta una versión especial de Like a Virgin. Todos los bailarines llevan varios looks de su archivo, ya sea de alfombra roja o de portadas de álbumes. “Muchos de estos looks, [Madonna] aún los tenía en sus archivos, así que fuimos a verlos e hicimos coincidir las telas, los colores y los bordados”, dice Yohannes.
Incluso el hijo de la superestrella, David, hace un cameo, llevando un abrigo de piel blanca, el sombrero vaquero y las joyas de Versace que Madonna lució en el video musical del año 2000, Music.
Este tipo de detalles son los que hace que trabajar con la Reina del Pop sea tan divertido: “Ella participa en todos los procesos del diseño del vestuario”, dice Yohannes, “mira todas las telas, los bocetos y los botones. A ella le importa quiénes son los personajes, y que la ropa cuente esa historia”.
A medida que los fans disfruten el espectáculo, el dúo creativo espera que todos vean cómo esa visión de moda cobra vida: “Espero que la gente se dé cuenta de la gran artista que es”, dice Melssen. “También espero que se sientan reflejados y se diviertan”.