Baile de la Ópera de Viena

Cristales y tiaras: así fue el Baile de la Ópera de Viena 2024 por dentro

Foto: German Larkin

Más de 160 debutantes bailaron el vals con una sincronía deslumbrante en la Ópera Estatal de Viena. ¿El común denominador? Una tiara de Swarovski.

Su actuación no duró más de 15 minutos y, tras ella, llegó el momento de que todo el mundo se uniera: todo el teatro (incluido el escenario de la planta baja) se abrió para que todos los asistentes bailaran. A lo largo de las cinco plantas del teatro de la ópera se organizaron diversas fiestas de baile para todos los gustos musicales, algunas de las cuales se prolongaron hasta las 5 de la madrugada.

El acontecimiento, que se remonta a 1814, es una fusión de todos los elementos que forman la base de la cultura austriaca: el vals (el vienés Johann Strauss I y su hijo, Johann Strauss II, fueron los responsables de la perdurable popularidad mundial del baile), la ópera (Mozart era, por supuesto, austriaco) y el decoro (es una cultura a la que le encanta un poco de pompa y circunstancia). Pero, a diferencia de muchos otros bailes de debutantes de Europa, el Baile de la Ópera de Viena, o Wiener Opernball, está abierto a todos, salvo una restricción de edad y tener "muy buenas dotes para el vals con la mano izquierda", según indican los organizadores. Después de presentar su solicitud, jóvenes damas (y caballeros) de todo el mundo pueden tener la oportunidad de participar en la ceremonia, con tiaras y todo, sin necesidad de títulos.

"Al fin y al cabo, es el sueño de todas las chicas", dice Giovanna Battaglia Engelbert, "¿quién no querría vivir esta experiencia?" Como directora creativa de Swarovski, Battaglia Engelbert también diseñó la tiara, por segundo año consecutivo. Su creación se inspira en la Colección Mesmera de la línea, con cristales tallados en diversas formas y tamaños, como un precioso conjunto de carámbanos. "Para mí, poder formar parte de esta institución histórica es increíble", continúa. "Es muy bonito ver la perdurabilidad de esta tradición".

En 1956, Swarovski empezó a cristalizar las tiaras que llevaban las debutantes. La empresa, fundada por Daniel Swarovski en Wattens (Austria) en 1895, dominaba desde hacía tiempo la producción y las fórmulas de los deslumbrantes y polifacéticos cristales tallados. Durante décadas, había sido proveedor de modistos de París como Charles Frederick Worth para embellecer sus vestidos, pero con el cambio de siglo, Swarovski prestó su magia a varios de los acontecimientos más históricos de su país. En 2006, Swarovski empezó a diseñar las propias tiaras, que cambian cada año. Durante un tiempo, recurrió a diseñadores para que idearan un diseño, y la lista de estrellas que han lucido las tiaras del Opernball incluye a Karl Lagerfeld, Jean Paul Gaultier, Dolce & Gabbana y Versace.

Para el director general de Swarovski, Alexis Nasard, la participación de la histórica marca en el evento es una cuestión de equilibrio: "Uno quiere impulsar la herencia y las credenciales clásicas de una marca de lujo como ésta, pero también la modernidad sin complejos necesaria para formar parte del zeitgeist", explica a Vogue. "La mayor parte de lo que hacemos en Austria forma parte de lo primero, naturalmente, porque esa es la procedencia de la marca". ¿Y lo segundo? Bueno, permítenos llamar su atención a la reciente colaboración Skims x Swarovski.

En el evento, las tiaras (que no están a la venta al público) no se separaron de las cabezas de las debutantes en toda la noche, mientras pasaban del vals a los contoneos –no coreografiados– en la pista de baile. Después de su gran noche, las debutantes se quedan con las tiaras, que se convierten en recuerdos y reliquias familiares que conservarán durante años.