Los mejores episodios de Sex And The City se dividen en una de dos categorías. Hay quienes brindan un escapismo alegre y despreocupado: cosmopolitas interminables, apartamentos en el Upper East Side de alquiler controlado, periodistas que pueden pagar Prada e innumerables aventuras con estrellas invitadas que van desde Bradley Cooper hasta Vince Vaughn.
Luego están aquellos que luchan con las realidades complicadas (ya menudo duras) de ser mujer en una sociedad patriarcal: sexismo casual en el lugar de trabajo; estándares de belleza cansados de la edad; la presión constante e interminable de ‘simplemente calmarse’; y el dilema omnipresente de tener o no hijos cuando todo el mundo parece ‘esperar’ que los tenga. Hubo 93 entregas en las seis temporadas originales del drama, algunas buenas, otras malas y otras profundamente feas. Y ahora con la secuela de la serie And Just Like That… y la llegada de Sex And The City a Netflix, aquí están los mejores para volver a ver ahora:
Los mejores episodios de Sex and the City para volver a ver ahora
El episodio Valley Of The Twenty-Something Guys (Valle de los veinteañeros) clásico en el que Carrie Bradshaw, inspiración para los mejores looks, es seducida por un aspirante a miembro de la banda de chicos de los 90, que le muestra el anillo de su lengua en un bar y vive en lo que solo puedo describir como un refugio nuclear decorado por Jerry. García. También es el momento en el que Charlotte comienza a revelar que ella es, de hecho, la peor. Sus tres prioridades a la hora de salir con alguien, según Carrie, son ‘la apariencia, los modales, el dinero’, un enfoque romántico que resulta un tanto contraproducente cuando su banquero de inversiones del día le pide que pruebe el sexo anal después de unas semanas de salir con alguien. Puntos de bonificación por la conversación en profundidad de las chicas sobre la dinámica de poder inherente a ir ‘por el culo’ en la parte trasera de un taxi.
– Hayley Maitland
El episodio The Turtle and the Hare (La tortuga y la liebre) es otro clásico, ¡por algo será! En este episodio ocurren muchas cosas: Miranda intenta una cita a ciegas; Samantha intenta ligarse a un chico con potencial (y mal aliento); y Carrie conoce a la abuela de Stanford, muy chic; pero todo es sólo el fondo de la historia A, que tiene que ver con el nuevo aprecio de Charlotte por el vibrador Rabbit. Este episodio pasará a la historia por ayudar a introducir a una generación de mujeres en el mundo de los juguetes sexuales.
–Emma Specter
No pasa nada bueno cuando los 4 grandes abandonan su hábitat natural de Manhattan: depilaciones de bikini agresivas en Los Ángeles, pasos en falso culturales en París, enfermedades de transmisión sexual en los Hamptons y ni siquiera me refiero a Abu Dhabi. Sin embargo, sus percances en la casa de Connecticut de una fiestera reformada en The Baby Shower son divertidos y conmovedores, y cada personaje sopesa sus propios sentimientos sobre la maternidad. También hay que destacar: los regalos de baby shower de Samantha y Miranda, una botella de whisky escocés y condones de colores pastel.
– Hayley Maitland
En el episodio Take Me Out To The Ballgame (Llévame al juego de pelota), cada personaje principal es el pico ‘ella misma’ en este episodio. Carrie sufre por su relación con Mr Big, tanto en Manhattan ('un campo de batalla desierto, cargado de emocionales minas terrestres') como en un juego de los Yankees en el Bronx, donde invita a un jugador de béisbol a la fiesta de Dolce & Gabbana, y se juntan interminables y extrañas metáforas de béisbol sobre su vida romántica. ('Si yo fuera un jugador de pelota, estaría bateando, uh, lo que sea realmente malo'). Miranda es víctima personalmente del departamento de vestuario y está encantada con su PalmPilot; Charlotte intenta resolver un problema de relación con una compra de Barneys y literalmente cero comunicación; y Samantha usa varios objetos desprevenidos para demostrar el tamaño del pene de su novio.
– Hayley Maitland
En el episodio They Shoot Single People, Don’t They? (Disparan a personas solteras, ¿no?), después de pasar la noche fuera, a Carrie empapada en tequila se le toma un retrato para la portada del número Single & Fabulous de Nueva York, solo para que la revista se publique con una fotografía de ella luciendo como ‘algo que quedó atrapado en un desagüe’. y un editorial condenatorio ('¿Qué tan divertido será ir de discotecas toda la noche a los 40?') que asusta a todas las chicas y las hace malas relaciones. Samantha sale con el dueño de un club de salsa; Charlotte comienza a dormir con su amigo ‘Mr Fix-It’; y Miranda tiene un sexo terrible con un oftalmólogo. (Él: ‘Sé todo sobre la anatomía de las mujeres. Soy médico’. Ella: ‘Eres un oculista’). Una de las mejores descripciones de la serie de las contorsiones emocionales que sufren las personas (en su mayoría mujeres) como resultado de un simple insulto de vergüenza.
– Hayley Maitland
Que Dios me ayude, me encantan los episodios ‘fuera de casa’, y éste se ajusta perfectamente a la puesta en escena de los Hamptons: aburridas fiestas de libros, casas compartidas de mala muerte, sombreros de vaquero semiirónicos. Carrie y la pandilla consiguen sentirse superiores a las veinteañeras durante aproximadamente un segundo, hasta que se descubre que Mr. Big –¡oh, no!– está saliendo con una. Samantha triunfa sobre su malcriada ayudante; Charlotte tiene sexo; y Miranda... se mantiene alejada del sol, lo cual es bueno, supongo.
–Emma Specter
Incluso si detestas a Mr. Big (y ocasionalmente a Carrie), el episodio final de la segunda temporada de Sexo en Nueva York, Ex And The City (Ex y la ciudad), es claramente conmovedor, sobre todo el momento en que John le dice a su ex novia que le ha propuesto matrimonio a su novia actual ('la idiota figura de palo sin alma') comiendo ensaladas Cobb en Eleven Madison Park (antes de que Daniel Humm se hiciera con el control, obviamente). De un modo verdaderamente iluso –¿pero extrañamente entrañable?– Carrie decide que su relación fracasó porque ella es una chica complicada, como Barbara Streisand en ‘Tal como éramos’, y Big, como Robert Redford, eligió a una chica sencilla (Natasha/Nijinsky). Extrañamente, nunca se menciona el hecho de que Carrie organizara una reunión con la ex mujer de Big y le propusiera una serie infantil titulada ‘La pequeña Cathy y sus cigarrillos mágicos’.
– Hayley Maitland
Es hora de hablar de Carrie Bradshaw. Este episodio The Attack Of The 5’10” Woman (El ataque de la" mujer de 5'10) se centra principalmente en Carrie, quien, después de leer sobre la boda de Big y Natasha en los Hamptons en la sección Style del New York Times, se compara obsesivamente con la ejecutiva de Ralph Lauren y lleva a Samantha a un almuerzo de Mujeres en las Artes con la esperanza de toparse con ella, su némesis. Mucho más importante, este es el primer episodio de Sex And The City con Madga, ama de llaves y niñera de Miranda, quien hace exhibiciones ingeniosas con bolsitas de té de hierbas y reemplaza el vibrador de Miranda con... una estatuilla de la Virgen María. La impecable respuesta de Miranda: ‘Soy una mujer soltera de 34 años que vive en Nueva York. Bebo café, tengo relaciones sexuales, compro pasteles y disfruto de dispositivos que funcionan con baterías'. Además, Charlotte está ahí.
– Hayley Maitland
A Miranda le suelen tocar las historias más ridículas, y el episodio Running With Scissors (Corriendo con Tijeras) no es una excepción: empieza a ser acosada en la calle por un tipo disfrazado de bocadillo promocional, por el que acaba sintiendo algo, pero por desgracia esa historia no tiene un final feliz. ‘Ella era una abogada y él un bocadillo’. ¿Hubo palabras más icónicas?
–Emma Specter
Don’t Ask, Don’t Tell (No preguntes, no digas) toma la boda de cuento de hadas del Upper East Side y le da la vuelta, con Charlotte descubriendo el problema de impotencia de Trey en la víspera de sus nupcias. Decide seguir adelante con la ceremonia de todos modos ('Charlotte tenía 34 años, era soltera y estaba de pie con un vestido de 14.000 dólares; se iba a casar'). Mientras tanto, fiel a su forma desinteresada, Carrie le cuenta a Aidan sobre su gran error el día de la boda de su mejor amiga y luego llega tarde a la iglesia. Para citar a Samantha, ‘el matrimonio no garantiza un final feliz, solo un final’.
– Hayley Maitland
Escape from New York (Escape de Nueva York) puede que sea la antítesis de la vida de estos neoyorquinos, pero ¿cómo se puede odiar un episodio de Sexo en Nueva York en el que a) Carrie queda con Matthew McConaughey y éste le grita, b) Samantha sale con un modelo de consoladores y c) Miranda monta en un toro mecánico? Además, ¡nadie deja fumar a Carrie! ¡Los Ángeles es la anarquía!
–Emma Specter
Hot Child in the City (Con calor en la ciudad) se trata de un episodio (casi) perfecto sobre los sentimientos básicos de la juventud: libertad, vergüenza, celos y... calentura (Trey, sorprendido masturbándose con la revista Juggs por Charlotte). Samantha es contratada por una niña súper rica de 13 años que necesita relaciones públicas para su bat mitzvah, y se pasa todo el episodio celosa de ella hasta que se da cuenta de que tuvo algo que la adolescente no tiene: una infancia de verdad. (Es un raro momento en el que Sam es escrita con emociones reales y humanas, en lugar de como alivio cómico sexual). Carrie, mientras tanto, empieza a salir con Wade, un tipo que tiene una tienda de cómics con quien citas en lugares divertidos, fuman porros y comen pollo frito en la terraza del apartamento donde vive (con sus padres). Pero después de que su madre les intercepta Carrie huye –con la mariguana encima–, y el episodio termina con ella, Miranda y Samantha fumando y riendo juntas. Me encanta este episodio porque la Carrie fumada siempre es divertida, pero sobre todo porque capta esa sensación específica del verano en Nueva York, ¡especialmente cuando eres joven! Es pegajoso, expansivo y siempre, siempre es un buen momento.
–Laia García-Furtado
Algunos de mis episodios favoritos de Sex and the City son aquellos en los que Carrie está felizmente soltera (supuestamente) y se centra en otras partes enriquecedoras de su vida. Este episodio, The Real Me (Mi yo real), en el que ha sido seleccionada para un desfile de moda benéfico y duda de su condición de modelo a cada paso, encaja perfectamente. También hay una gran mezcla de tramas A/B que exploran la autoimagen: Charlotte tiene una ‘vagina triste’, Samantha está muy interesada en retratarse desnuda, Miranda se pregunta por qué un chico de su gimnasio la encuentra guapa, y Stanford y Anthony ofrecen una visión cómica de lo tóxico que puede ser el panorama de las citas queer. La trama principal del episodio, en mi opinión, es el retrato perfecto de Carrie como un personaje imperfecto y multidimensional: una treintañera independiente y segura de sí misma que sabe cómo construir una vida cosmopolita y de éxito como escritora, pero no cómo enfrentarse al miedo escénico. Relacionable. Más o menos. Cuando por fin se sube a la pasarela, Carrie se lo come y se convierte en un ‘animal atropellado de la moda’ mientras las modelos caminan a su alrededor. El miedo irradia fuera de la pantalla. Sin embargo, su triunfo no llega cuando finalmente se levanta y completa su paseo, sino más tarde, de vuelta en casa. Desfila por su emblemático apartamento en ropa interior, mientras suena el himno de Cheryl Lynn ‘Got to Be Real’, que aumenta la confianza en sí misma. Momentos como éste son los que alimentan mi amor por Carrie. Puede que se caiga –y mucho–, pero siempre se levanta y recupera su fabulosidad. ¿Cómo si no podría tener la vida que tiene? El arco argumental del episodio muestra realmente su capacidad de recuperación, algo fácil de pasar por alto cuando su estilo de apego ansioso se activa a través de Big o Aidan. Siempre siento algo cuando veo este episodio.
–André-Naquian Wheeler
Si te gusta el humor negro, el episodio My Motherboard, My Self (Mi placa base, mi yo) es para ti. Después de que la madre de Miranda muere repentinamente de un ataque al corazón en Pensilvania, Charlotte se convierte en la ‘Martha Stewart de la muerte’; Samantha recorre 1,001 posiciones sexuales con el entrenador de lucha libre de la Universidad de Nueva York en busca de su orgasmo ‘perdido’; y Carrie es espectacularmente horrible con Aidan, incluso después de que él le compra un Macbook turquesa fabulosamente retro (con asa) cuando su vieja computadora muere. Vale la pena volver a visitarlo solo por el momento en que Samantha maldice casualmente a sus compañeros de duelo suburbanos con la frase: ‘Bueno, no voy a encontrar mi orgasmo en esta ciudad’.
– Hayley Maitland
Aunque algunas subtramas de Sex and the City han envejecido mal, las idas y venidas de Miranda sobre si seguir adelante con un embarazo en Coulda Woulda Shoulda (Podría o debería), están tratadas con una sensibilidad increíble. Lo mismo ocurre con la frustración de Charlotte por no poder concebir y los reparos de Carrie a la hora de contarle a Aidan que abortó cuando tenía 22 años. Un alivio cómico bienvenido: Samantha, que pasa la mayor parte del episodio en busca de un Birkin, sólo para encontrarse en desacuerdo con su cliente, Lucy Liu, después de que ella utiliza el nombre de la estrella para saltarse la famosa lista de espera de Hermès.
– Hayley Maitland
Hay muchos hitos el episodio Change Of A Dress (Cambio de vestido), ninguno de los cuales se aborda de manera convencional. Charlotte intenta bailar claqué a través de un divorcio. Miranda ‘finge’ un sonograma ('Todos los demás están entusiasmados con mi embarazo, ¿cuándo lo haré yo?'), Y Carrie tiene una reacción alérgica a la perspectiva de casarse –estalla en un sarpullido después de probarse un diamante de imitación con mangas abullonadas– vestido de novia cubierto. Samantha, por otro lado, se encuentra considerando la monogamia después de enamorarse del tóxico arquetipo de soltero Richard.
– Hayley Maitland
Por supuesto, nos encanta este episodio A Vogue Idea (Una idea Vogue), en el que Miranda está de mal humor por su baby shower y Carrie es contratada para escribir una columna en Vogue. Al principio, Carrie pierde la oportunidad, haciendo demasiados juegos de palabras con chicos en su columna sobre zapatos (y pronunciando la inmortal frase ‘¡Estoy borracha en Vogue!’), pero al final lo consigue. Nos encanta ver cómo las mujeres prosperan en el trabajo.
–Emma Specter
De los muchos episodios de Sex And The City que funcionan como un himno a Nueva York, Anchors Away es el más agradable de ver. (En particular, el equipo lo filmó justo después del 11 de septiembre). Habiendo dado a luz en el final de la temporada anterior, Miranda se ajusta a las realidades de la maternidad, a pesar de decirles a las otras chicas que simplemente piensen en Brady ‘como un gran bolso’, mientras que el resto de las chicas navegan en un crucero en honor a la Semana de la Flota, con Samantha y Charlotte aprovechando la oportunidad para convertirse en flashes por la noche. También presenta la escena icónica en la que Samantha publica volantes enojados sobre Richard haciendo trampa en todo Manhattan, con el apoyo de una miembro del NYPD.
– Hayley Maitland
Ningún otro episodio de Sex And The City coincide con Plus One Is The Loneliest Number (Más uno es el número más solitario) en lo que respecta a cameos. (Ni siquiera aparecen los episodios de Los Ángeles). Está Mario Cantone como Anthony Marentino, contratado para ayudar a organizar la fiesta de lanzamiento de la primera colección de ensayos de Carrie; Amy Sedaris como su editora ridículamente sedienta que usa auriculares ('Todo Condé Nast está llegando, incluido GQ, que tiene hombres heterosexuales reales'); y Candice Bergen regresa como editora de Vogue de Carrie, el prototipo de Miranda Priestly Enid Frick. Por lo que vale, este es también el comienzo del capítulo Berger de Carrie. Dios mío, los juegos de palabras.
– Hayley Maitland
En el episodio Great Sexpectations (Grandes sexpectativas), encuentro la búsqueda de Charlotte para convertirse al judaísmo con el fin de casarse con su beshert, o alma gemela, Harry, genuinamente conmovedor. Es muy divertido ver cómo un rabino la curva, no una, sino dos veces, pero es aún más divertido ver cómo él finalmente la acepta en la fe judía. Como dijo Charlotte una vez: ‘¡Ser judío es algo más que joyas!’.
–Emma Specter
Salir con Jack Berger permitió a Carrie incluir un número insano de juegos de palabras en su columna –‘Lo único tan delicioso como esos primeros bocados de una hamburguesa realmente genial son esas primeras citas con alguien realmente genial, como Berger…’–, así que es casi un alivio cuando la deja en el episodio The Post-It Always Sticks Twice’ (El Post-it siempre se pega dos veces). La larga discusión de las chicas sobre este paso en falso romántico –'Recuerdo cuando romper por teléfono se consideraba de mala educación'– hace que te preguntes cómo se las arreglaría Carrie si la dejaran plantada, y la visita de Smith a TLR es nostalgia del efecto 2000.
– Hayley Maitland
The Ick Factor (El factor Ick) es sin duda uno de los episodios más conmovedores de Sex And The City, que gira en torno a la gloriosa y sensata boda de Miranda con Steve. (Miranda, mientras compraba un vestido de novia: ‘Dije que no blanco, no marfil, nada que diga virgen. Tengo un hijo. Se acabó la jig’). Luego está el diagnóstico de cáncer de mama de Samantha, que provoca una reconfortante respuesta de todos. de las chicas, y una bonita trama secundaria al estilo de Henry James en la que el pragmatismo estadounidense de Carrie se mezcla con la versión rusa del romance de Alexander Petrovsky.
– Hayley Maitland
¿Cuándo termina la fiesta de verdad? ¡Splat! aborda frontalmente el sexismo y la discriminación por edad. Lo más dramático es la aparición de Kristen Johnston como Lexi Featherston, una socialité de los 80 ‘acabada’ que cae y muere mientras fumaba un cigarrillo en el cóctel de temática eurointelectual de Enid. (¿Sus palabras de despedida? ‘Estoy tan aburrida que podría morir’). Luego está la propia Enid, quien le da un discurso desgarrador a Carrie después de conocer a Petrovsky. ‘No es justo. Tiene mi edad y lo tienes. Y estoy en tierra de nadie, literalmente. Ningún hombre en ninguna parte. Los hombres pueden salir con cualquier persona, de cualquier edad, pero seamos francos ... la mayoría de ellos prefieren las bimbos. Entonces, si eres una mujer exitosa de 50 y tantos ... hay un grupo muy pequeño’.
– Hayley Maitland
Este artículo fue originalmente publicado en British Vogue, www.vogue.co.uk
