Hasta hace poco, los problemas del argentino Lorenzo Toto Ferro radicaban en qué carrera universitaria elegir cuando terminara el colegio. Hoy, agradecido de no haber elegido ninguna de las que tenía en mente, le preocupa más su falta de libertad por la pérdida del anonimato y ver cómo fortalecer el actor que nació junto con El Ángel, la película argentina inspirada en el asesino Carlos Robledo Puch, condenado a cadena perpetua con solo veinte años. Toto se define como un ser libre y eso mismo fue lo que a Luis Ortega, director del filme y de las series Historia de un clan y El Marginal, lo sedujo. “Actuá como sos en la vida real”, le pidió al joven que estaba coqueteando por primera vez con una cámara.
La historia como actor de Toto comienza con una foto de él y su papá, el actor Rafael Ferro, en una producción para el día del padre. Fue esta imagen la que despertó el interés de los productores, por su gran parecido a Carlitos. Su rostro angelical y su desfachatez, fueron las claves para que Luis insistiera en que él era el indicado. “Luis quería que yo actúe bajo la inocencia de mi edad”, cuenta Lorenzo, y agrega que de ello aprendió que “hay que mantener siempre el alma de niño. Siento que mis compañeros me aportaron toda su experiencia y que yo les aporté frescura”. Sin dudas, el premio a la frescura se lo lleva él junto al trío que conformó con el Chino Darín y Peter Lanzani, aliados en la ficción para romper las reglas sin remordimientos.
Para este joven que se enfrentó a una gran película, a un personaje siniestro y a su primer trabajo, la vida le dio un giro, pero él intenta estar con los pies en la tierra. “Yo crecí mucho pero a mi niño nunca lo dejé. Espero siempre poder jugar, aunque sea laburo”, comenta el actor. Pero este niño sí que tuvo que aprender mucho: manejar autos y motos, tocar el piano y disparar armas. Sin embargo, aunque en sus planes no estaba el de actuar, lo artístico siempre estuvo: “rapeo desde los quince y me encanta escribir. Competí muchos años en las Batallas de Gallos”.
Hoy sus palabras ya se materializaron en sonido y su primer disco verá la luz en marzo. En él, Toto funde el rap con otros estilos como el funk y el trap; hace temas con guitarras, piano y saxo y, como él mismo asegura, “es imposible anclarlo en un solo género”. Joven de pocas anclas, ya planea escribir y dirigir un corto, es que a este ángel de alas desplegadas ya no lo frena nadie.
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