Todo lo que debes saber sobre la Batalla de Versalles antes de la MET Gala

Si querías saber todos, absolutamente todos, los detalles sobre la Batalla de Versalles, este es el artículo que vale la pena guardar y referenciar por siempre. 
Momentos de moda en plena Batalla de Versalles en 1973
En el Palacio de Versalles, Helmut Newton fotografió al actor Patrick Honoré de la Comédie Française en la escalera de la Reina con algunas modelos, Vogue escribió: ‘Vestido de noche con lentejuelas verde pálido de Halston con mangas cortas de mariposa; Vestido de noche con lentejuelas gris de Bill Blass bordeado de marta; Pijama de noche charmeuse verde brillante de Oscar de la Renta; Vestido de noche de punto de seda roja de Anne Klein; Vestido de noche de lentejuelas rojas de Stephen Burrows con una chaqueta de plumas amarillas’. Foto: Helmut Newton, Vogue US, diciembre 1973. 

¿Conoces la Batalla de Versalles? Tom Ford y su afinidad por el estilo lujoso de los 70 se vio reflejada en su paso por Gucci en los 90. En 2022 el diseñador será uno de los 9 directores creativos involucrados en la creación de una de las viñetas dentro de las salas del Ala Americana para ‘In America: An Anthology of Fashion’, la más reciente exhibición del Metropolitan Museum of Art. 

En palabras del curador de la muestra, Andrew Bolton, esta exhibición impone un ‘lexicón’, una ‘antología’, que girará sobre la ‘narración de historias’. 

Ver más
Las celebridades revelan sus mejores anécdotas vividas en la MET Gala

'La noche más importante' o los ‘Oscars de la moda’. No importa cómo los conozcas, aquí el equipo de Vogue reunió las mejores anécdotas vividas en la MET Gala. 

Image may contain: Car, Transportation, Vehicle, Automobile, Human, Person, Building, City, Urban, Town, and Metropolis
En el Palacio de Versalles, Helmut Newton fotografió al actor Patrick Honoré de la Comédie Française en la escalera de la Reina con algunas modelos, Vogue escribió: ‘Vestido de noche con lentejuelas verde pálido de Halston con mangas cortas de mariposa; Vestido de noche con lentejuelas gris de Bill Blass bordeado de marta; Pijama de noche charmeuse verde brillante de Oscar de la Renta; Vestido de noche de punto de seda roja de Anne Klein; Vestido de noche de lentejuelas rojas de Stephen Burrows con una chaqueta de plumas amarillas’. Foto: Helmut Newton, Vogue US, diciembre 1973. 

En el caso de Tom Ford, su viñeta en el museo se enfocará en la Batalla de Versalles, un parteaguas en la historia de la moda. Un momento que marcó el ascenso del ready-to-wear por encima de la Alta Costura, así como un el inicio de nuevo panorama dentro de la industria. ‘Los couturiers franceses aprendieron -quizás de la forma más difícil- que el talento ahora era un tema internacional’, explicó Hebe Dorsey al momento de escribir una reseña en el International Herald Tribune. 

¿Qué fue la Batalla de Versalles?

La Batalla de Versalles de la moda ocurrió en 1973. El título oficial del evento era Grand Divertissement à Versailles. Consistió en un evento de caridad, con el objetivo de recaudar fondos para la restauración de este emblemático palacio francés. ‘El encuentro de millonarios para salvar Versalles’; ‘La Fiesta del Año para restaurar el esplendor de Versalles’; ‘La Invasión de Versalles a manos del jet set’; y ‘Millonarios sueltan cheques para festejar en Versalles’, fueron algunos de los titulares (traducidos al español) del momento. Se trató de una gala de varios días que movilizó a importantes figuras de todo el mundo hacia la capital francesa.  

Esta gala fue realizada en el Théâtre Gabriel, el edificio de ópera del palacio. Inaugurada en 1770 para marcar el matrimonio entre el Dauphin de Francia y Maria Antonieta. Los medios que cubrieron este evento no dejaron de realizar comentarios relacionados a la infame frase 'déjenlos que coman pasteles' (erróneamente atribuida a María Antonieta), ya que el evento requería que los americanos cruzaran el Atlántico en medio del embargo petrolero de 1973. 

La mayor ‘atracción’ de la velada sería la muestra de 5 couturiers franceses (Marc Bohan de Christian Dior, Pierre Cardin, Hubert de Givenchy, Yves Saint Laurent y Emanuel Ungaro); junto a sus invitados estadounidenses: Bill Blass, Stephen Burrows, Oscar de la Renta, el genio Roy Halston y Anne Klein. En palabras de Aline Mosby: ‘fue la primera vez que Francia reconoció que los Estados Unidos tenía diseñadores’. 

Y fue la prensa la que le dio el título de ‘batalla’. Al verlo en retrospectiva, era claro que el evento se enfocaría en la calidad de confección de los diseñadores. Es por esta razón que sigue siendo objeto de estudio y su importancia sigue siendo relevante hasta nuestros días. Versalles sirvió como el telón de fondo para una historia épica en la que los marginados se llevaron al final la victoria. También se centró en una narrativa de bien versus mal; lo conocido y lo correcto; así como el choque de culturas, tanto en la industria como en la sociedad…

Versalles sirvió para confrontar al nuevo mundo, y el ideal de ‘meritocracia’, frente al antiguo mundo rígido, jerárquico y casi monárquico en temas de clases. También enfrentó al comercio (y a la séptima avenida de Nueva York) versus el mundo del arte (y la Alta Costura). También confrontó al ready-to-wear (más alineado con lo casual y los gustos ya liberados de la mujer moderna) ante el exclusivo y dedicado mundo del made-to-order. 

Pero sobre todo, este evento reflejó la diversidad de los Estados Unidos, y le proporcionó una plataforma ideal al movimiento ‘Black Is Beautiful’, con 10 de las 36 modelos y uno de los 5 diseñadores siendo afrodescendientes. 

El legado de Versalles fue profusamente estudiado en un libro de Robin Givhan y en un filme de Deborah Riley Draper. Y mucho antes de la interpretación de este evento, gracias a Tom Ford y sus vestuarios de ensueño, podemos echar el tiempo atrás y entender lo ocurrido gracias a los periódicos y semanarios de esa época. 

Eleanor Lambert, 1963.Foto: Denver Post vía Getty Images. 
La Baronesa Marie-Helene de Rothschild. Foto: Keystone-France / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

¿Quiénes organizaron la Batalla de Versalles en 1973?

The Grand Divertissement à Versailles fue, sin duda, un trabajo en equipo. La idea surgió gracias a Eleanor Lambert, una líder indiscutible de la moda estadounidense, a quien le debemos elementos tan importantes como la creación de las primeras Listas de Mejores Vestidas, los Coty Awards, y el Council of Fashion Designers of America. 

Lambert también fue la relacionista pública de varios diseñadores, y obviamente, se aseguraba de que sus clientes formaran parte del contingente americano. La Baronesa Marie-Hélène de Rothschild fue una de las anfitrionas de honor de la noche y lideró las actividades en Francia. 

La famosa mujer de negocios y destacada anfitriona (recordemos que los De Rothschilds habían ofrecido un baile surrealista en 1972 que aún hoy es recordado), tuvo la finura de balancear los egos creativos que hicieron acto de presencia, y también consiguió que el presidente Georges Pompidou cediera permiso para usar Versalles como locación. 

‘Hace dos veranos, cuando Lambert estaba de vacaciones en la Rivera Francesa, le mencionó, de forma despreocupada, a Gerald van der Kemp, curador de Versalles, que si él necesitaba recaudar mucho dinero para la caridad, ella tenía una gran idea, algo loca’. Y él escuchó con atención la idea, afirma Lambert. Así fue como le sugirió hacer algo en Versalles. Esto lo reseña un artículo titulado ‘El evento de recaudación de fondos para Versalles fue un triunfo de los diseñadores estadounidenses’, escrito por Wini Rider en The Gazette del 6 de diciembre de 1973. 

‘En sus propias palabras, el brillante evento que organiza Marie-Hélène para el 28 de este mes, no solo será el evento más grande en París de este año, sino que será el evento más grande alguna en Europa, en los años venideros’. Esto lo escribió Suzy [Aileen Mehle] en un artículo titulado ‘Que coman pasteles’ publicado en el Bingham Post-Herald del 2 de octubre de 1973. 

De izquierda a derecha: David J. Mahoney de Norton Simon, Halston, Liza Minnelli y Marisa Berenson.

Foto: Bettmann.

Los preparativos de la Batalla de Versalles 

Este encuentro en Versalles se convirtió casi en un festival de una semana de duración lleno de un conjunto de fiestas una más glamorosa una que la otra. Para dar apertura a la gala hubo una cena presidida por el propietario del lujoso Colony Club el domingo de esa semana. Más adelante, Norton Simon se apoderó de Maxim (el conglomerado de moda había comprado la marca Halston recientemente) y ese encuentro fue en honor a Liza Minelli, que no permitió la entrada de fotógrafos.

Para cerrar las festividades, el Baron de Redé ofreció una increíble cena en nombre de la cantautora Kay Thompson quien ya no vivía en París. La columnista de sociedad, Suzy, bautizó este encuentro como el ‘Enjuage Bucal de Versalles’, ya que en sus palabras, 'logró sacar todo el mal gusto alrededor de Versalles de las bocas voluptuosas de los invitados'. Y es que junto a los tuxedos, figuras estilizadas y brillantes joyas, también se apilaban muchas ansiedades en esa época. 

Aquí algunos reviews de esa semana: 
  • ‘Algunos lo llaman la Semana Americana en París y otros lo bautizaron como Versailles Follies… Sea cual sea el nombre, no solo se trata de un evento histórico en la moda francesa y estadounidense. El almuerzo en Maxim se convirtió en el paraíso para la prensa de chismes… Lo que comenzó como un plan sencillo para exhibir moda francesa y estadounidense y recaudar fondos para la restauración de Versalles, se ha convertido en una cacerola llena de malentendidos, sentimientos rotos, juegos de poder y rumores'. Reseñó Eugenia Sheppard en un artículo titulado ‘Americans Party in Paris’ el 5 de diciembre de 1972, en Los Angeles Times.
  • ‘Para darle a la moda un aire de drama de ópera, allí vimos diseñadores que fueron invitados en el papel de prima donna. Otros que no fueron requeridos y muchos otros que aseguran que rechazaron la invitación’. Así lo escribió Bill Cunningham para el Chicago Tribune, el 26 de noviembre de 1973.
  • ‘La fiesta en Maxim tuvo de todo: dinero, estrellas, sociedad e intriga. El lugar fue cerrado por primera vez en 16 años. Una misión que solo es posible luego de pagar 13,000 dólares, un precio que a duras penas se acerca al costo total de agasajar 200 invitados. El anfitrión David J. Mahoney que se veía como ídolo de matinée pero es en realidad el Director de Norton Simon Inc. ofreció la fiesta en honor a Liza Minelli, quien cantará mañana -sin cobrar nada- en la Gala Franco-Americana en Versalles’. Así reseñaba el artículo titulado ‘Fashion in Paris: Money, Stars, Society and Intrigue at a Party’ de Hebe Dorsey para el International Herald Tribune, en noviembre 28 de 1973.
  • ‘En un rito celebrado en ese terreno tan parisino que es Maxim, el negocio de la moda estadounidense entró a la madurez con algo de venganza’. Fue lo que Jonathan C. Randall escribió en su artículo ‘Glad Rags Rite’ del 28 de noviembre de 1973 para el Washington Post.

Princesa Grace de Mónaco.

Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

La Begum Aga Khan, a la derecha. 

Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

Meryl Lanvin.

Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

Ludmilla Tchérina, Jacques Chazot y Sophie Lituak.

Foto: Patrice Picot / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

Dewi Sukarno, a la izquierda. 

Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

La lista de invitados de la Batalla de Versalles 

Asegurar una entrada a la Batalla de Versalles implicaba mucho más que una cuenta corriente con millones de dólares. Se trataba de la fiesta del año 1973. Los tickets costaban unos 235 dólares que equivaldrían a unos 1,500 dólares de 2022. La cultura de las celebridades aún no era tan fuerte, así que los invitados eran figuras de la jet-set, socialités e incluso miembros de la realeza. Por ejemplo, la Princesa Grace de Mónaco fue una de las invitadas de los Rothschilds. 

Ella acudió con un vestido blanco de Dior y una capa ropa de Madame Grès que destacaba su estampa. Así como las joyas brillaron en esa noche, también lo hicieron cientos de plumas. Al menos así lo reseñó Vogue en su momento:

  • ‘¡Las mujeres presentes presentes eran un show en sí mismas. Los sables, los abrigos de visón y armiño inundaron los armarios, los suficientes como para tapizar todas las paredes del salón de baile. Las molduras doradas, los pasillos con candelabros… Todo iba a la perfección con los vestidos más originales de París, Londres, Nueva York y Roma. Fácilmente podría haber unos 2,5 millones de dólares en vestidos, gemas y pieles que salían de las limosinas y desfilaban por los jardines del chateau’. Escribió la United Press en una reseña titulada ‘Millionaires Sip to Save Versailles’, publicada el 29 de diciembre de 1973, en The San Francisco Examiner.
  • ‘Vimos tantas plumas en Versalles que no pudimos evitar preguntarnos si las aves del mundo estarían bien’. Fue lo que reseñó la columna ‘Observations’, publicada en febrero de 1974 en Vogue.
Interior de la ópera en el Palacio de Versalles. Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

El número de personas invitadas fue dictado por la locación. El Théâtre Gabriel, un teatro repleto de molduras doradas y azules construido por Luis XV e inaugurado en la boda del Dauphin (mejor conocido como Luis XVI) y María Antonieta. La extravagancia del evento implicaba imitar cómo se vivía en la corte francesa del siglo XVIII, aunque algunos vieron esa actitud de ‘déjenlos comer pastel’ con algo de cinismo. 

'La prensa estadounidense le ha estado preguntando a Gerald van der Kemp, curador de Versalles, algunas cosas incómodas relacionadas con la crisis energética. Su respuesta: ‘Las cosas bellas deben ser preservadas. Versalles necesita calefacción. Las cosas bellas deben seguir en pie’'. Fue lo que reseñó The Bradenton Herald en un artículo titulado ‘Extravaganza Draws the Elite’ en diciembre 21 de 1972. 

‘En contraste con el show sobre el escenario, una centena de las mujeres más ricas y famosas se sentaron en ese teatro con forma de cesta, cubierto de mármol, terciopelo y oro. Llevaban sus tuxedos negros de exportación. Se veían como bouquets de flores con plumas y chifones, también con lentejuelas de sirenas. Obtuvimos más brillo de las joyas que justificaban el hecho de que hubiera muchos hombres con walkie-talkies a las afueras del palacio, junto a los Gardes Republicans y los 100 mayordomos vestidos a la usanza del siglo XVIII’. Fue lo que escribió la cronista Monique, en su artículo ‘Fashion Kings Merge in a Surge of Elegance’, del Chicago Tribune, el 1 de diciembre de 1973. 

‘El palacio, lleno de goteras y termitas requiere de unos 60,000,000 de dólares para su restauración. La gala recaudó 260,000. Aunque los vestidos que se usaron esa noche pueden valer unos 2,500,000 dólares’. Fue lo que registró la columna ‘People’ del Newsday el 30 de noviembre de 1973. 

Jean-Louis Barrault y Josephine Baker. 

Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

El equipo local 

Los franceses, al ser anfitriones, fueron los primeros en aparecer. Jean-Louis Barrault, actor, director y mimo, que según se informa fue traído al último minuto, fue el responsable del espectáculo, que contó con muchos artistas famosos, toque no fueron remunerados. El ‘acto’ de Yves Saint Laurent contó con Zizi Jeanmaire cantando ‘I’m Just a Gigolo’, y la modelo/ actriz Capucine apareció al momento de la presentación de Hubert de Givenchy; y hubo actuaciones en el intermedio también. La pieza central de la viñeta de cada diseñador había sido realizada en cartón tipo desfile (Cardin, era futurista, con un cohete, Dior era una calabaza tipo Cenicienta). Todo era grandioso y la pompa y las circunstancias requerieron mucho tiempo.

Sobre esto los medios reseñan:

  • ‘Cuando llegó la gran noche, las disputas y los juegos de poder quedaron atrás de la emocionante mezcla de lo que sucedió en el escenario. Los franceses, bajo la dirección de Jean-Louis Barrault, montaron un espectáculo de variedades desarticulado de 90 minutos, con algunos momentos de encanto. Lleno de estrellas y artistas que actuaron gratis esa noche... pero la producción carecía de cohesión’. Fue lo que escribió Phyllis Feldkamp en su artículo ‘Versailles Divertissement’ para el Christian Science Monitor del 27 de diciembre de 1973. 
  • ‘Los franceses estaban, probablemente, más blasé porque viven ahí, y sin duda eran menos organizados. Su programa sufría de falta de edición y apariciones de última hora.... En cierto modo, era una lástima porque la idea general de las carrozas francesas... calaba justo en la tradición francesa, ligeramente passé, pero encantadora’. Reseñó Hebe Dorsey en su artículo ‘Americans Steal the Show at Versailles Gala’, para el International Herald Tribune, del 30 de noviembre de 1973. 
  • ‘El show de Francia y el de Estados Unidos distaban tanto como el Chateau de Versailles y el Edificio Seagram’. Publicó The Bradenton Herald, el 21 de diciembre de 1973. 
  • ‘La mitad francesa del evento estuvo basada en las glorias del pasado… Los diseñadores de París que abrieron la noche hicieron todo lo posible para confirmar el rumor que la ropa made-to-order ya está pasada de moda. Los escenarios eran tan contemporáneos como el ruido e igualmente de engorrosos’. Sentenció Eugenia Sheppard en un artículo titulado ‘Yanks Pull Off Fashion Heist in Paris’ en Los Angeles Times publicado el 2 de diciembre de 1973. 

Jane Birkin y Louis Jourdan en el show de Emanuel Ungaro.

Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

Jane Birkin y Louis Jourdan en el show de Emanuel Ungaro.

Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 
Givenchy en la Batalla de Versalles 1973. Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images.

Givenchy en realidad deslumbró al salir de cesta de flores romántica que se bajó del techo, pero la música discordante estropeó el efecto de sus vestidos de noche de gasa de color flor. Givenchy también pensó esto, así que no le estoy pisando los pies a nadie’, continúa el mismo artículo de Eugenia Sheppard en Los Angeles Time. 

Rudolf Nureyev y Merle Park.

Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images.

Bailarines del Crazy Horse Saloon.

Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 
Josephine Baker.Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

El gran final francés

Hubo algo para todos en el final francés: Rudolf Nureyev bailando una escena de La bella Durmiente con Merle Park; una brillante Josephine Baker bañada en pieles, plumas en el pelo, y bailarines burlesque del Crazy Horse Saloon que casi se desnudaron o se desnudaron, dependiendo de las reseñas: 

  • ‘Los franceses hicieron uso de un simple telón de fondo para su final. Una serie de postes conectados fue ideada para las 14 chicas del Crazy Horse Saloon que modelaron pieles de Dior, Revillon, Ungaro y Saint Laurent. Las pieles gradualmente se aflojaron para revelar destellos de pechos y medias y al final hubo un largo momento de desnudez casi completa. Los abrigos se abrieron para revelar brillantes G-strings, pero si eran de Alta Costura o no, nunca lo sabremos’. Reseñó el artículo titulado ‘Fashion at Versailles; French Were Good, Americans Were Great’, de Enid Nemy en el New York Times del 30 de noviembre de 1973.
  • ‘Como punto de clímax, un grupo de chicas del Crazy Horse Saloon recorrieron el escenario para bailar una canción pregrabada. En el último minuto dejaron caer sus abrigos de piel. Estaban completamente desnudas, por supuesto, sin ni siquiera un tanga, pero en estos días de películas ralistas, ¿a quién le importa?’. Escribió en contraste Eugenia Sheppard, en su artículo titulado 'Yanks Pull Off Fashion Heist in Paris' el 2 de diciembre de 1972 en Los Angeles Times. 

Kay Thompson.

Foto: Bettmann. 

El equipo extranjero

Halston, lleno de dinero y fama, contó con la ayuda de su más cercana y querida amiga, Liza Minnelli, y su hada madrina híper talentosa, Kay Thompson (la creadora de Eloise y la que logró alcanzar un éxito estelar con Funny Face), y a su colaborador el ilustrador Joe Eula, para realizar una coreografía, y crear una pieza. Un DJ tocó música pregrabada. Thompson mantuvo las cosas muy optimistas y concisas, al igual que Joe Eula, que tuvo que dibujar a mano su telón de fondo de la Torre Eiffel en el acto cuando se dio cuenta de que se había confundido en la conversión de yardas a metros al momento de diseñar el telón de fondo. La prensa escribió al respecto: 

  • ‘En un entorno parecido al de un museo. La productora estadounidense Kay Thompson apostó todo en la magia del sonido y el movimiento, y proporcionó un contraste sorprendente sobre un escenario romántico y sobre las carrozas pintadas de los franceses’. Escribió Monique en su columna para el Daily News. 
  • ‘Los estadounidenses mantuvieron su segmento corto y ágil. Solo una estrella, Liza Minnelli, vestida por su amigo Halston, con una abertura iluminada en el centro de un simple fondo de terciopelo negro, y comenzó a cantar Bonjour, París, de la película de moda, Funny Face. El enfoque estuvo en el movimiento, el sonido y el color, poniendo el énfasis principal en mostrar la ropa. Fue una sabia decisión. Cautivaron a los franceses’. Escribió Phyllis Feldkamp en su artículo ‘Versailles Divertissement’ para el Christian Science Monitor. 
  • ‘La semana pasada, los grandes modistos de París se reunieron, lo que rara vez hacen, para cooperar en una muestra con los mejores diseñadores estadounidenses -lo que nunca hacen- y el resultado fue una combinación de demócratas y republicanos. Ambos equipos estuvieron de acuerdo en no estar de acuerdo sobre dónde debería estar la capital del mundo de la moda... aunque la mayoría coincide en que la directora estadounidense Kay Thompson les enseñó una lección de cómo armar un espectáculo brillante’. ‘The Politics of Fashion’ de William Safire para el New York Times, publicado en diciembre 1973.
Liza Minnelli.Foto: AFP vía Getty Images. 

Anne Klein se basó en la ropa deportiva: camisas a medida, suéteres, faldas, todo hecho a su manera pura y recta’, escribió Wini Rider en The Gazette de diciembre de 1973, en un artículo titulado 'Versailles Palace Fund-Raiser Was an American Designers' Triumph'. 

Un diseño Stephen Burrows con abrigo.

Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

Otro de los modernos diseños de Stephen Burrows. 

Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

Stephen Burrows participó en Versalles en 1973 y fue firmado por una compañía francesa después. Sus diseños explotaron con color y alentaron el movimiento, ya que se deslizaron sobre el cuerpo como una segunda piel.

  • ‘También hubo una competencia similar a los Juegos Olímpicos para robarse el espectáculo. Uno de los favorito es Steven Burrows, un diseñador negro con una firma de diseño totalmente estadounidense, algo casi inaudito en la Séptima Avenida donde los diseñadores compran y copian cada temporada la ropa francesa. Los colores y cortes modernos de Burrows, apilados en bloques enormes y otras técnicas de costura innovadoras, deslumbraron a París. Sus diseños son geniales y un tour de force raramente visto en la moda’. Fue lo que escribió Bill Cunningham en el Chicago Tribune. 
  • ‘Anne Klein se presenta como un clásico americano. Halston, Bill Blass y Oscar de la Renta son el equivalente de los modistos franceses y Stephen Burrows es el talento más prometedor de Nueva York’, escribió Hebe Dorsey. 
Bill Blass en la Batalla de Versalles 1973. Foto: Alain Dejean / Sygma vía Getty Images. 

La colección y la presentación de Bill Blass hacían referencia a los años veinte, la época que atrajo a muchos estadounidenses a París.

‘Había referencias del Gran Gatsby, Newport y Deauville en la ropa de Bill Blass; cárdigans de crepe, faldas de gasa plisada con blusas volantes, lujosos adornos de piel y capas de lentejuelas, que recuerdan a una época en que las mujeres llevaban sus verdaderas joyas’. Reseñó Enid Nemy en el New York Times. 

Parte del segmento de Oscar de la Renta en la Batalla de Versalles 1973.

Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

Parte del segmento de Oscar de la Renta en la Batalla de Versalles 1973.

Foto: Alain Dejean / Sygma vía Getty Images. 

El segmento de Halston siguió al de Burrows; Oscar de la Renta fue el último. Eligió a la modelo Billie Blair como ‘maga’, y cuando sacó una bufanda de color de su manga, un grupo de modelos vestidos del mismo color se presentó sobre el escenario. 

  • ‘Oscar de la Renta, cálido y sensual... Halston, con esfuerzo y decadencia’, reseñó The Bradenton Herald. 
  • ‘Luego vino todo... la fluidez mágica de los delgados vestidos de Oscar de la Renta, como nubes flotantes color sorbete’, reseñó Monique. 
Modelos en la Batalla de Versalles 1973.Foto: Alain Dejean / Sygma vía Getty Images. 

Las modelos

Los diseñadores estadounidenses alentaron a los modelos a ‘poseer’ la ropa, para que cobrara vida con sus energías individuales en lugar de actuar como perchas al caminar. Diez de las casi 40 modelos estadounidenses que participaron en el evento eran negras, y su presencia fue electrizante e importante por muchas razones, incluyendo la representación de la diversidad de Estados Unidos en un escenario internacional.

  • Las modelos americanas sabían cómo moverse con la ropa que exhibían. Las modelos francesas simplemente se quedaron allí desconcertadas mientras todo continuaba a su alrededor’. Del artículo ‘Extravaganza Draws the Elite’, The Bradenton Herald.
  • ‘Justo cuando los estadounidenses no habían tenido mucho de qué jactarse. La industria de la moda de los EE.UU. y sus 35 modelos languidas blancas y negras, han traído mucho respeto y prestigio a una imagen destrozada... Dijo la modelo negra Billie Blair. ‘Nunca habían visto nada como nosotras, altas y flacas, una mezcla de cada tipo americano y moviéndose todo el tiempo. No tenían idea de que nuestra ropa era tan hermosa. Estaban hechizados’. Fue lo que retrató la periodista Wini Rider en The Gazette.
Liza Minnelli.Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

Liza Minelli, en un traje bordado de Halston, en tono degradado, cerró el show. En el escenario se le unieron modelos llevando looks de los 5 diseñadores estadounidenses. 

El Barón Guy y la Baronesa Marie-Hélène de Rothschild.

Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

La cena de los De Rothschilds 

Los De Rothschilds fueron anfitriones (y pagaron) por una cena luego del ‘Grand Divertissement’. Para esta ocasión los famosos diseñadores de interior Valerian Rybar y Jean-Francois Daigre, fueron los responsables de la decoración. Un montón de lilas fueron bordadas a candelabros en todas las salas del castillo. 

  • ‘Más tarde, el público recorrió los Pasillos de los Reyes para cenar en los apartamentos reales como invitados de la Baronesa y organizadora Marie-Helene de Rothschild. Ella proporcionó su propio personal, así como los incomparables vinos tintos de la familia, y llevó un vestido de plumas y gasa de Saint-Laurent en color acqua’… 'Nadie parecía consciente de que las ganancias podrían usarse para deshacerse de las termitas que acribillan la gloriosa madera tallada del siglo XVIII y que proporcionó el espectacular telón de fondo para la multitud mejor vestida de la tierra’. Escribió en el artículo ‘U. S. Fashions at Versailles’, Monique para el Daily News, el 29 de noviembre de 1973.

Minnelli en lentejuelas en una de las cenas. 

Foto: Daniel Simon / Gamma-Rapho vía Getty Images. 

Cómo fue recibida la Batalla de Versalles en 1973

La importancia de la Batalla de Versalles sigue evolucionando a medida que el evento se filtra a través de diferentes lentes. Ciertamente fue un punto alto para reconocer el talento de personas negras en la moda. También hizo hincapié en que el prêt-a-porter, la moda americana por excelencia, había reemplazado a la Alta Costura como el motor principal en la moda.

  • ‘El hecho de que, en el momento en que el espectáculo de Versalles terminó, esas francesas tan chic que suelen pasar una gran parte del año paradas probándose por horas sus accesorios en sus ateliers favoritos, salieran corriendo detrás del escenario para comprar la ropa estadounidense, bueno, eso es prueba de algo. América puede enseñar a cualquier lugar de Europa mucho sobre lo ready-made’. Fue lo que reseñó el artículo ‘When Weighty Minds Weigh Fashion’, por Norah Hampton en el Oakland Tribune, del 13 de diciembre de 1973.
  • Versalles -que no fue concebido como un evento competitivo- rompió todas las reglas, todos los récords. En la ciudad de la moda internacional, en un espacio de aproximadamente 50 minutos, cinco diseñadores de la Séptima Avenida de Nueva York, que desfilan por primera vez en Francia, recientemente superaron a sus pares de París y derribaron la casa y al Tout Paris. Que Halston, Stephen Burrows, Oscar de la Renta, Bill Blass y Anne Klein pudieran atraer tal ovación de los franceses sobre sus propios Dior, Yves Saint Laurent, Givenchy, Cardin y Ungaro parecía algo irreal’. Rezaba el artículo ‘Versailles Divertissement’, de Phyllis Feldkamp, publicado en The Christian Science Monitor, 27 de diciembre de 1973.
  • ‘La verdadera sorpresa fue que la moda estadounidense había llegado a la mayoría de edad. Los franceses ya no pudieron ignorarla’. Reseñó el artículo ‘Americans Steal the Show at Versailles Gala’, por Hebe Dorsey en The International Herald Tribune, 30 de noviembre de 1973.

Artículo originalmente publicado en Vogue US, vogue.com. Adaptado por Ramón Barreto.