Existe un riesgo a experimentar un retroceso en alcanzar la equidad de género. Y esto podemos hacer al respecto

La activista climática mexicana Frida Treviño comparte sus impresiones sobre la CSW68: “Existe un riesgo a experimentar un retroceso en alcanzar la equidad de género”.
Mujer equidad de gnero 2024
Fotografiado por Nadine Ijewere, Vogue, abril 2023.

En medio de múltiples crisis humanitarias, mujeres líderes de cada rincón de nuestro planeta se reunieron durante los últimos quince días en la sede de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York para celebrar la 68ª sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW68). Este órgano de las Naciones Unidas, creado en 1946, se dedica a la exclusiva promoción de la equidad de género y el empoderamiento femenino por medio de la formulación de políticas internacionales en materia de derechos de la mujer.

De manera anual, los estados miembros de las Naciones Unidas se reúnen para negociar y adoptar resoluciones que aborden los desafíos de género en diferentes ámbitos como salud, economía, pobreza, medio ambiente, conflictos armados, participación política, entre otros. El tema prioritario de este año fue: “Acelerar el logro de la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas abordando la pobreza y fortaleciendo las instituciones y la financiación con perspectiva de género”. Destacando, por supuesto, la diversidad de condiciones que existe alrededor del mundo, en donde no todas las mujeres y niñas enfrentan las mismas barreras.

Esto es especialmente relevante para las mujeres y niñas provenientes de países del sur global, en los cuales las desigualdades económicas, sociales, políticas y de género, se intensifican al interconectarse con otros factores como raza, color de piel, edad, idioma, origen social, religión, entre otras.

Ingeniera Química y activista climática mexicana, representa actualmente a México en espacios multilaterales como las Naciones Unidas y el Banco Mundial, empujando principalmente las agendas de justicia climática, en donde se alega como quienes menos han contribuido a la crisis climática, actualmente enfrentan las peores consecuencias.

Latinoamérica, una región de desigualdades

A pesar de múltiples esfuerzos, en Latinoamérica alrededor de 70 millones de personas aún viven en situación de pobreza extrema, de los cuales, el porcentaje de mujeres es mayor que el de los hombres. Actualmente, el 10.3% de las mujeres del planeta viven en condiciones de pobreza extrema.

¿Las mujeres viven en pobreza más que los hombres?

Acorde con las Naciones Unidas, la feminización de la pobreza es el resultado de diversos factores interrelacionados como la discriminación sistemática, la brecha salarial, las cargas de trabajo no remunerado y el acceso desigual a recursos económicos y activos como tierras, propiedades y créditos. Esto en conjunto limita el acceso a educación, empleo y recursos económicos propios. Añadiendo –además– la batalla diaria de seguridad que viven las mujeres, que yace desde el acoso callejero hasta la violencia doméstica y los feminicidios.

La pobreza expone a las mujeres en una mayor posición de vulnerabilidad y como consecuencia, una persona vulnerable experimenta los peores efectos de cualquier crisis. Las mujeres en condiciones de vulnerabilidad están viviendo actualmente los peores efectos de la crisis climática y de manera simultánea esta crisis las está empujando más hacia la pobreza, generando un ciclo de desigualdades interminables.

La mujer y el cambio climático

Las comunidades del mundo que menos han contribuido a la crisis climática, son quienes actualmente están viviendo las peores consecuencias. Las mujeres se ven afectadas desproporcionadamente por los impactos del cambio climático, la degradación de la tierra, la perdida de biodiversidad y los eventos climáticos extremos como huracanes, sequías, inundaciones, aumento del nivel del mar y erosión costera.

Las mujeres de la región dependen en gran medida de la accesibilidad a los recursos naturales como su sustento de vida. Actualmente, los sistemas alimentarios del mundo se están quebrando como resultado de la inestabilidad del clima y se estima que para el 2050, 236 millones de niñas y mujeres adicionales al día de hoy, van a ser empujadas a la inseguridad alimentaria.

Las mujeres y niñas son responsables de la recolección del agua en la mayoría de los países de Latinoamérica, quienes debido a la crisis, tienen que trasladarse distancias cada vez más largas para obtenerla, limitando su tiempo para actividades educativas o laborales. El Acuerdo de París reconoce la urgencia de considerar el empoderamiento de las mujeres y niñas como medida clave para abordar el cambio climático, considerando que los grupos más afectados son quienes deben de tener la mayor representación en estos espacios de toma de decisiones. Durante la Comisión se destacó el reconocimiento del Plan de Acción de Género acordado durante la COP23, que recalca el fortalecimiento de la participación, representación y liderazgo de las mujeres en todos los niveles de toma de decisiones en acciones climáticas.

El miedo al retroceso: ¿Realmente estamos avanzando?

Actualmente, existe un riesgo significativo a experimentar un retroceso en alcanzar la equidad de género. La pandemia de COVID-19, la crisis climática, las actuales guerras y tensiones geopolíticas están empujando a muchas mujeres hacia la pobreza extrema, lo cual solamente está incrementando las desigualdades de género, generando nuevos tipos de violencias que se interconectan entre ellas. En muchos países se están presenciando el resurgimiento de políticas conservadoras y regresivas que amenazan los derechos de las mujeres. Dichos retrocesos comienzan a verse reflejados en los espacios multilaterales como la Comisión, en donde la politización de temas en torno a los derechos de las mujeres y la resistencia a la promoción de políticas progresistas de algunos países hicieron extremadamente difícil lograr un consenso este año.

Dinero = dignidad

Después de haber analizado la relación que existe entre la mujer, la pobreza, la equidad de género y las problemáticas que el mundo experimenta hoy en día podemos concluir que, en la mayoría de los escenarios, el nivel de pobreza de una mujer está proporcionalmente relacionado con el nivel de violencia al cual va a ser expuesta a lo largo de su vida. Si la pobreza, nos expone a ser violentadas, el acceso a los mecanismos financieros es esencial para poder crear no solamente comunidades libres de violencia, sino también, comunidades más resilientes a las problemáticas actuales.

A pesar de haber logrado un consenso, el avance de los derechos de las mujeres no puede medirse en resoluciones internacionales. Las mujeres del mundo y especialmente de Latinoamérica necesitamos con urgencia compromisos reales por parte de nuestros gobiernos nacionales y locales para que estos acuerdos se conviertan en políticas públicas donde realmente se tome en cuenta la violencia de género como un problema estructural, integral e interseccional.

Las resoluciones de la comisión establecen seis ejes claves para erradicar la feminización de la pobreza:

  • Integrar la perspectiva de género en los compromisos de financiación para el desarrollo
  • Implementar políticas económicas y sociales con perspectiva de género y fortalecer las instituciones públicas.
  • Ampliar un espacio fiscal para inversiones destinadas a poner fin a la pobreza de mujeres y niñas.
  • Fomentar nuevas estrategias de desarrollo hacia economías y sociedades sostenibles
  • Involucrar y financiar organizaciones y colectivos de mujeres.
  • Mejorar los datos y estadísticas sobre pobreza multidimensional

Necesitamos trabajar en conjunto

Está claro que no podemos dejar todo en manos de nuestros gobiernos, y es fundamental contar con una sociedad civil que se involucre, informe, presione y exija. Necesitamos especialmente de aquellos grupos de mujeres jóvenes, rurales, indígenas, afrodescendientes, grupos feministas y defensoras de los derechos humanos. Mujeres que nos pueden contar de primera mano cómo se vive la violencia de género en Latinoamérica.

Finalmente, necesitamos el completo involucramiento de los hombres y niños como agentes de cambio y aliados para lograr la equidad de género y desafiar activamente: estereotipos, promover las relaciones afectivas respetuosas y consensuales, y apoyar el liderazgo femenino. Para lograr esto, necesitamos hombres y niños que estén dispuestos no solo a educarse a ellos mismos sino a los hombres a su alrededor. Hombres y niños que se conviertan en modelos a seguir al demostrar comportamientos igualitarios, dispuestos a colaborar con las mujeres y niñas, y juntos construir una sociedad inclusiva y equitativa.