Es hora de dejar de pedir perdón por no hacernos la manicure

¿Desde cuándo es motivo de disculpa lucir las uñas al natural?
Mujer sin manicure con uñas al natural
Guy Marineau.

‘Perdón, mis uñas están fatal’. Cada vez con más frecuencia, escucho a otras mujeres decirlo cuando hacen algún gesto que atraiga la atención hacia sus dedos. Lo mismo da que lleven el esmalte desconchado, se muerdan las uñas, luzcan un manicure semipermanente poco reciente… o sencillamente, no se hayan hecho manicure y sus uñas se vean ‘desnudas’. Es también la frase con la que Moderna de Pueblo comenzaba este post, atribuyéndola, por cierto, a una compañera de trabajo a la que acababa de conocer… ‘Me sorprendió. Había escuchado muchas veces lo de ‘perdona cómo me veo, no he podido arreglarme’; ‘perdona, estoy toda despeinada…’; ‘perdona mi cara, llevo desde las 7 de la mañana fuera’. Pedir perdón por nuestro aspecto físico era algo recurrente; pero ¿por las uñas?’, continuaba la siguiente viñeta.

Y es que en los últimos años, el manicure profesional se ha posicionado como un gesto de belleza al alza. Probablemente, la principal razón de este cambio de paradigma sea la democratización del manicure que han posibilitado los incontables centros accesibles que han proliferado durante la última década, así como el impulso de la musa del nail art nacional, Rosalía.

Sin embargo, supone también una tendencia quizá malentendida en la era del autocuidado, donde se aplaude invertir tiempo y dinero en una misma… En ese sentido, dejar la mente en blanco durante la visita al salón de uñas podría llegar a interpretarse como un hábito beneficioso para cuidar la salud mental; pero no nos engañemos: hacerse la manicura no se puede comparar con hacer ejercicio, practicar mindfulness o aprender a decir no. Entre otras cosas, porque el autocuidado femenino se ha expresado tradicionalmente en forma de autoexigencia estética: de teñirse las canas a maquillarnos, pasando por la depilación.

Como todo lo anterior, hacerse manicure es una elección –y casi un lujo, por la cantidad de horas y euros que requiere–, nunca una obligación. Si creemos superados esos temas mencionados, ¿cómo que ahora nos disculpamos por el estado natural de nuestras manos? Pedir perdón por llevarlas descuidadas equivaldría a disculparse por sufrir un brote de acné o presentarse un día con el pelo sucio: algo completamente absurdo. Por no mencionar que se trata de una disculpa puramente femenina; posiblemente, jamás un hombre se haya excusado por el estado de sus uñas… ¿Por qué justificarse? ¿Acaso supone una afrenta para el resto?

Hasta ahora, llevar las uñas limpias y cortas suponía una muestra de respeto y amor propio; y se consideraba que con eso bastaba. ¿Se ha convertido la manicura (profesional) en el nuevo modo de lucir uñas normativas? Una pregunta pertinente ahora que cada vez más hombres –posiblemente siguiendo el ejemplo de Bad Bunny o Jay-Z– se hacen la manicura y que las redes sociales han elevado los estándares de belleza hasta el cielo.

‘Extraño los tiempos indies en los que se llevaban las medias rotas y las uñas desconchadas; era fácil seguir la tendencia’, comentaba en su post la propia Raquel Córcoles, la artífice de Moderna de Pueblo. Se refería a la época del indie sleaze, unos años en los que, como rezaba otro comentario, ‘hasta Shakira hizo una campaña de Viceroy con el esmalte de uñas a medias y me pareció una auténtica reina por ello’.

En la actualidad, las tendencias de manicure se siguen con devoción, pero no debemos perder de vista la importancia de llevar las uñas como queramos. Que lo contrario de autocuidado no es abandono, y nunca debemos interpretarlo como autoexigencia. Siempre se ha dicho que las manos, como los zapatos, dicen muchísimo sobre nosotros: la atención que nos dedicamos, nuestro estilo de vida, gustos… Y el discurso tras la ausencia de manicure también podría ser: ‘Estoy en descanso de uñas de gel por autocuidado de mis manos y mi economía’, como también se ironizaba en el post. Y también es perfectamente respetable.

Artículo publicado originalmente en Vogue España, vogue.es.