#8M

En unidad y en multitud: Así vivimos juntas la marcha del 8M 2024 en Buenos Aires

Otro 8M nos convocó ante la desigualdad y la violencia de género, esta vez con miedo al retroceso, pero por las calles de Buenos Aires en una marcha multitudinaria no dejamos dudas de adónde están las feministas y que estamos juntas.
Laura Azcurra actriz
Laura Azcurra, actriz y conocida por su militancia activa en Actrices Argentinas.Lucía Prieto.

Si se preguntaban a dónde estaban las feministas, el Congreso de la Nación Argentina en Buenos Aires ha sido testigo de las tantas que somos y lo arrolladoras que podemos ser cuando estamos juntas en la calle. Miles de mujeres. Cientos de miles si sumamos a todas las ciudades del interior del país que también alzaron su voz y sus puños en el Día Internacional de la Mujer. Frente al Congreso además nos encontramos con cuatro mujeres activistas, cada una con sus luchas, pensamientos diversos e ideales, para unirnos en una misma causa: volver a estar juntas, más allá de las provocaciones que intentan desintegrarnos, más allá de las diferencias que podamos enfrentar, más allá de las causas que nos puedan parecer urgentes…

Una de ellas fue Cande Yatche, activista, psicóloga y fundadora de Bellamente, una organización sin fines de lucro que abre conversación para que las nuevas generaciones crezcan libres de mandatos sociales. A ella se sumó Lala Pasquinelli, artista visual, activista, abogada, comunicadora y fundadora de Mujeres Que No Fueron Tapa, una comunidad ideada para realizar una crítica de la representación de la mujer en los medios de comunicación. Laura Azcurra, actriz y conocida por su militancia activa en Actrices Argentinas, fue otra de las mujeres increíbles con las que nos abrazamos en la previa a la marcha. Así como Tati Español, divulgadora y escritora, autora del libro Todo sobre tu vulva, con quien también tuvimos la suerte de contar. ¡Qué tranquilizador es saber que contamos la una con la otra!

Tati Español, divulgadora y escritora.

Lucía Prieto.

Quedamos en encontrarnos a las cinco de la tarde frente al Congreso pero la misión fue más difícil de lo que esperábamos: la gente era mucha y la señal del teléfono tambaleante. Angeladas, así y todo, lo logramos. Estas cuatro mujeres argentinas, aún pensando distinto y luchando por causas diversas, se unieron ante Vogue en un acto simbólico de la necesidad de estar más cerca que nunca. En el corazón de Buenos Aires, organizadas desde el mediodía bajo la consigna “Ni un paso atrás”, intercambiamos ideas, abrimos debate, abrazamos nuestras diferencias y hasta escribimos un poema colaborativo que al pie de esta nota les regalamos. ¡Vaya si seremos inmensas! Sabemos que la lucha ha sido, es y, por lo pronto, será permanente y constante. Nos queda claro que conseguir una ley más no es sinónimo de bajar la guardia. Es hermoso ver a tantas madres marchando por primera vez con sus hijas. Y aunque las cifras sean poco alentadoras y en un baño de realidad nos revelan que faltan 300 años para lograr la equidad deseada, hoy estamos envalentonadas por esta marea que creció y se convirtió en tsunami. Unidas más que nunca y firmes enfrentando el sabor a la resistencia, no nos han quedado dudas de que no estamos solas, que existimos y que las calles siempre nos encontrarán fundidas en un solo cuerpo, en una sola fuerza, en una sola alma esperanzada.

Es cierto que este 8M nos costó más que los últimos, las vibras estaban bajas pero nuestro corazón aferrado a las victorias temblorosas y a la ilusión de vernos todas en la calle. Lo logramos. Ponernos glitter se volvió intrascendente y tuvimos que trabajar el doble para foguear esa chispa creativa desanimada a la hora de hacer pancartas coloridas. Como para que luzca menos crudo el mensaje. “Sean eternos los derechos que supimos conseguir”, decían muchas de ellas. No nos tejimos trenzas esta vez, fuimos como pudimos, pero sí, una vez más, supimos tejer redes de esperanza y convertir el dolor en una fiesta, al menos por un rato. Un pañuelo y un par de zapatillas bastaban para salir a patear la calle, y hay que agradecer por tenerlo. Es que las ollas están vacías y el hambre ha trascendido todas nuestras causas para apoderarse de ellas. Fuimos criadas para ponernos al servicio y, una vez más, demostramos lo bien que hemos aprendido a corrernos del centro para ocuparnos de cosas que nos trascienden. Incluso ocuparnos por la causa de la otra. Como el hambre, la desesperación de las jubiladas, las que se quedaron sin techo, las que no tienen trabajo, las que no reciben respuesta por parte de la justicia, las que crían solas, las que son parte del colectivo LGBTIQ+… Somos tantas.

Lala Pasquinelli, artista visual, activista, abogada, comunicadora y fundadora de Mujeres Que No Fueron Tapa.

Lucía Prieto

Así como no olvidamos nuestras últimas victorias, como la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en 2021, la implementación y la mejora de políticas de salud sexual reproductiva, la Ley Micaela (para garantizar una educación en temas de género a los funcionarios públicos) o la utilización del lenguaje inclusivo (que ya hemos recibido el anuncio de su prohibición). Tampoco olvidamos a todas ellas que ya no están, como Marita, que este año se cumplen 22 años de su desaparición, la cual hizo historia y es la misma cantidad de años que tenía cuando se la llevaron. Nos cuesta mirar atrás para sostener lo que creíamos haber ganado, pero hay que hacerlo, y ahí estamos. Aún observando hacia el futuro, exigiendo la erradicación de la violencia de género, hablando de la brecha salarial, de la importancia de las economías del cuidado y las labores no remuneradas que realizan las mujeres, del problema de la deuda de alimentos que persigue a tantas… Por eso hoy estamos aquí nosotras, todas juntas, olvidando nuestras diferencias, tomándonos de la mano fuerte para sentir que no nos caemos. A costa de nuestro cuerpo cansado, nuestra mente cargada y nuestras almas desilusionadas caminamos con el impulso ambivalente de la unidad y la multitud por esas mismas calles que, cuando estamos solas, tanto miedo nos dan.

Por el aire, entre banderas y pancartas, corren tres sensaciones colectivas generalizadas: el hartazgo, el miedo al retroceso y la unidad. Estamos hartas y estar hartas se volvió agotador. ¿Cuántas veces más tenemos que explicar que en Argentina cada 28 horas nos falta una, que 1 de cada 2 niñas en América Latina son madres, que la brecha salarial sí existe y que nuestro salario está ubicado 27 puntos por debajo que los ingresos medios de los hombres…? ¿Cuántas? ¿Cuántos años más vamos a escribir lo mismo bajo la foto de Instagram cada 8 de marzo? Parece que las veces que sean necesarias. Hace días que la frase “No olvidés jamás que basta una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados”, de Simone de Beauvoir, está girando por nuestras redes sin cesar. Se notó en las calles que tomamos la advertencia, sabíamos que teníamos que ser tsunami. Acá estábamos las feministas, ¿ahora sí nos ven? Cada una con su historia, con su dolor, con sus pensamientos, con sus luchas, con sus causas, con sus victorias, con sus sacrificios, con sus pérdidas… Cada una de cada una de nosotras en un todo. Porque solas no hacemos nada y juntas no hay quien nos pare. Hoy escribimos por nuestras ancestras, por las que no volvieron, por las que siguen sin aparecer, por las que vivieron un infierno, por las que lo están viviendo en este momento, por las que han sido silenciadas, por las que tienen hambre, por las que no les creyeron, por las que maternan en soledad, por las que están por venir y aún no conocemos, por todas. Ninguna puede quedar afuera. Tampoco sola. Eso lo tenemos claro. Porque entre nosotras nos cuidamos y una vez más, las calles fueron nuestras, demostrando que el feminismo es el movimiento más grande y transformador para vivir en un mundo justo, inclusivo e igualitario para nosotras y para cada uno de los seres que lo habitan. Gracias hermanas por esta revolución.

Cande Yatche, activista, psicóloga y fundadora de Bellamente.

Lucía Prieto.

La fuerza de un tsunami

LALA PASQUINELLI

Nos une la conciencia

y el dolor profundo de entender

el lugar que ocupamos en el mundo.

Pero también nos encuentra

la profunda alegría de saber

que somos parte

de esa ancestral genealogía.

LAURA AZCURRA

Con potencia y resiliencia

juntas, salimos a luchar.

Admirando la fortaleza

de las madres y abuelas.

Maestras, nos trazaron el camino

para unirnos en sororidad.

Obstáculos siempre habrá.

Pero ya no nos pueden silenciar.

TATI ESPAÑOL

El feminismo como salvavidas,

nos rescata de la impersonalidad,

del alineamiento y el individualismo

que el machismo nos intenta impostar.

¿Qué necesitás? Escucho,

entre mujeres, travestis y lesbianas.

Donde nadie se preocupa por la desigualdad,

encontramos nuestra unidad.

CANDE YATCHE

Salimos a la calle por las que ya no están.

Hasta que podamos confiar en la justicia.

Salimos a la calle una vez más.

Al lado de nuestras hermanas, amigas,

madres, abuelas y compañeras.

Todas juntas y abrazadas,

hasta que no nos dé miedo salir solas nunca más.