“Me recuerda mucho a cuando estaba en Calle 13”: Residente habla sobre su nuevo álbum, Las letras ya no importan

En conversación con René Pérez, también conocido como Residente, el puertorriqueño habla sobre su sencillo 313, perteneciente a su nuevo álbum.
Residente
Cortesía.

La historia de René Pérez Joglar es una historia sobre el tiempo. Como muchas otras historias sobre el tiempo, hay que alinearse a una de las tantas máximas de Kurt Vonnegut en su novela Matadero Cinco para entender todo de una manera mucho menos compleja que esa sensación humana que ha gobernado por milenios: “Todo el tiempo es todo el tiempo”, lanza la novela, “No cambia. No se presta a advertencias ni explicaciones. Simplemente lo es”.

El tiempo –el mío, el nuestro– en la vida de René podría comenzar en el 2024, un año en donde “Las letras ya no importan”, como sentencia el título de su nuevo disco como Residente que ya se encuentra disponible en todos los lugares en donde se puede escuchar música. Más específicamente ese tiempo podría –y debería– comenzar en el momento exacto en el que la percepción de su tiempo se vuelve una realidad:

“El otro día estaba viendo la ropa de Penélope [Cruz], que fue hecha a mano por Nerea [Torrijos]. Acá hay una foto de Valentina [Gasparini, violinista y amiga de René, fallecida en 2022], que es a quien le dedico el tema, yo no sabía pero tiene una cartera que es entre rosada y roja y la ropa es como azul. Sin saberlo, Penélope tiene un vestido también como azuloso y yo estoy usando el rosa todo el tiempo. Los colores también conectan mucho con el atardecer que se plasma en el video, uno que tiene los rosas, los azules que van también con el fucsia y el color violeta. Toda esa gama de colores se recorre, es como si estuvieras viendo un atardecer. Los colores rosas frente al gris del otoño también funcionan muy bien. Tiene esa conexión con el color”.

En veinte años de sentirme tan cercano a la música de Residente es la primera vez en la que lo escucho hablar así de algo que solía ser tan complementario para su carrera como lo es un video musical. La moda como complemento artístico. Pero el tiempo es el tiempo y no lanza advertencias ni explicaciones. El René de hoy es detallista y por su mente ahora no solo caminan rimas imposibles sobre beats a veces más imposibles. Hoy por su cabeza también importan estos detalles, quizá un poco más que esas palabras. Se refiere al video de 313 (filmado en la Granja de San Ildefonso en España), una de las canciones incluidas en este nuevo disco, en donde él mismo dirige, escribe e interpreta el papel principal al lado de una Penélope Cruz tan etérea que pareciera formar parte de una película de Pedro Almodóvar que todavía no hemos visto. En esta historia sobre el tiempo nada es casualidad.

René Pérez en la grabación de su nuevo video.Cortesía.

“A mí siempre me ha gustado el cine, fue la primera meta en mi lista de metas”, me confiesa René desde Nueva York con un atardecer detrás de él que, tal vez sin quererlo, tal vez con toda la intención, lo ilumina como si fuera un fotograma de Terrence Malick. “Recuerdo que esa lista la escribí hace años, cuando tenía como 19 o 20 años, es una meta de listas y la primera de ellas es hacer cine, la música es como la cuarta”.

Esta parte de su tiempo se ha venido escribiendo desde otros tiempos. Claro, la meta estaba ahí desde que decidió dedicar su vida al arte, pero la ejecución no se hizo material hasta hace apenas unos años en donde comenzó a explorar esa faceta de su espíritu creativo con toda la intención. “Los videos han sido como una práctica de pequeños cortometrajes que voy haciendo, improviso mucho también con grabaciones cortas que he hecho”. Hay que enlistar esas grabaciones, aunque probablemente ya se han visto tanto que han logrado opacar aquellos momentos de viral incomodidad en los que ni yo ni el propio Residente queremos ahondar durante nuestra conversación (los beefs, los memes, las burlas): Residente y el cura con Javier Cámara, Psicóloga con Najwa Nimri, Mensaje de Voz desde Nueva York y La Última Tanda desde el interior de una sala de cine. “Como que todo eso son prácticas cinematográficas, ensayos míos para lo que viene, que es esa transición al cine”.

Vamos un poco más atrás en el tiempo. A ese otro tiempo en donde, al lado de su medio hermano Eduardo Cabra Martínez y su hermana Ileana Cabra Joglar, Residente llevó de manera indirecta su música a otros territorios del arte. “Desde el punto de vista formal, las letras de Calle 13 son explícitamente surrealistas”, escribió la autora y también cineasta (el tiempo no tiene explicaciones, ¿vieron?) Frances Negrón-Muntaner en su imprescindible ensayo Poesía de la Porquería sobre el grupo, “y se caracterizan por la yuxtaposición de imágenes incongruentes, el uso de non sequiturs, el humor negro y la escritura automática o monólogo en voz alta”. En la vena de los trazos de Max Ernst o de René Magritte, como ella misma apunta, las letras del René de esos tiempos son inamovibles en la historia de la música hecha en Latinoamérica. “Toda carrera tiene un principio, después sigue esa carrera y sigue pasando, pero la gente sigue recordando los primeros años de uno y esas primeras canciones con Calle 13 las cantan con intensidad”, dice con una nostalgia especial.

Eran otros tiempos. “Siento como un peso que tengo encima, de algo que sé que tengo que sacar hace tiempo y no lo he sacado”, me dice René sobre el nuevo álbum, “tengo ese sentimiento, honestamente. La realidad es que siento que un peso se me está yendo”, asegura. “Algo que me gusta es que el disco marca como una transición y por ese lado estoy contento. Es como una transición hacia donde creo que voy a seguir yendo con mi música”. Los sencillos que se han podido escuchar parecen hablar claramente de eso, cada uno de ellos incluye, de una u otra manera, esta nueva dinámica en su vida, en donde los tiempos se encuentran, en donde René se convierte en Residente y Residente se convierte en René. “Estoy un poco cansado, quizá de hacer giras mayormente y también de exponerme”.

En los tiempos de René cinematográfico hay un futuro luminoso. “Al fin parece que esa meta del cine la voy a poder lograr y que voy a poder trabajar en la dirección de una o varias películas”, asegura a tan solo unas semanas de que In The Summers, la cinta en la que actúa como protagonista ("yo no sabía que era actor principal hasta que la ví") ganó el gran premio del jurado en el Festival de Cine de Sundance. “La gente que sale en la película es espectacular, las actuaciones están súper buenas y me gustó lo que sentí al actuar. Quiero experimentar con eso, quiero experimentar cosas nuevas, tengo 46 años y no es que yo crea que voy a seguir haciendo todo el tiempo lo mismo hasta que muera. Necesito hacer otras cosas y hace rato que llevo queriendo hacerlo, desde que saqué René”.

Hay un momento crucial que marca el tiempo en esta historia y es, precisamente, la canción que lleva como título su nombre de pila. En ella sus palabras tal vez importan más que nunca en la vida de su autor, es una pieza más cercana a una confesión oculta por años que a una estructura formal de cualquier canción suya que haya venido antes. Su video, acaso el primero de todos estos grandes ejercicios cinematográficos, lo captura en medio de aquel presente y en medio del recuerdo de otros tiempos, los mismos a los que hace alusión en la canción.

“René para mí era como una despedida y por eso la metí en este disco, al cual le quité canciones porque eran demasiado viejas, pero dejé otras que también son viejas porque me pegaban con el disco. Imagínate, René fue antes de la pandemia y desde ahí ya estaba coqueteando con esa idea de no quererme meter en esto, sino a hacer más cine, ahí fue que hice mi productora para empezar a trabajar proyectos. Yo ahora mismo estoy como en otro momento, conectado con una película que estoy escribiendo y que estoy apunto de terminar. Estoy concentrado en eso”.

¿Y la música? “Yo escucho música pero no todo el tiempo. La mayoría de la música que escucho es por el televisor cuando veo una película o algo visual”, me confiesa con esa honestidad de la que están llenas sus canciones de los últimos cinco años. Puedo entenderlo, después de toda una vida dedicada a eso que cada vez se ve un poco más lejano, de tantos años de lidiar con las complejidades de una industria que parece todavía estar siendo acomodada por una mano invisible, el cansancio parece algo natural. “He tenido la suerte de luego de Calle 13 poder hacer temas que conecten con la gente como el de René, por ejemplo, o This Is Not America. Espero que este disco quizás tenga alguna otra canción con la que la gente pueda conectar, pero sí estoy consciente de que han pasado los años”.

Residente.Cortesía.

Han pasado los años, pero él, yo, nosotros, no somos tan distintos. “La relación que siempre he tenido con el mundo pero actualmente la tengo más es que todo me afecta y me afecta fuertemente, porque me conecto con cada situación que pasa”, afirma con una fuerza especial. En este tiempo, tan vasto y tan poco lineal no está solamente él, en realidad estamos todos. 2Ahora con lo que está pasando con Gaza yo me conecté full, me comunicaba con gente que estaba allá, hice un tema en el disco dedicado a lo que está ocurriendo en Palestina y con palestinos de Nueva York y una cantante palestina que se llama Amal [Murkus] que está en Palestina, uno de los músicos estaba en Gaza mientras lo bombardeaban y estaba grabando, nos mandó todos los files y los metimos en el tema. Desde ese lugar, desde esa intensidad me afecta lo que ocurre en el mundo". Aquí estamos en medio de la(s) guerra(s) haciendo del arte un pequeño vehículo para sobrellevar la realidad de un mundo que parece ponerse cada vez peor. El tiempo no advierte, no explica y tampoco perdona.

Del tiempo nada se salva pero dentro de él de pronto, a lo lejos aunque estén tan cerca, se asoman mejores tiempos. Más emocionantes, más reminiscentes que otros tiempos. “Sé que hay proyectos que tienen las ganas y la intención de hacer cosas nuevas”, argumenta un René que escucha tan poca música que cuando nombra algunos nombres se siente como descubrir un tesoro escondido. “Hay proyectos de chamacos que miran hacia otros lados: Trueno tiene una canción muy latinoamericana que está diciendo algo; Wos, de Argentina, tiene una propuesta en vivo muy interesante, él está como en su mundo, en su viaje, él está en su esquina”. De pronto el tiempo se detiene porque así se comporta, porque solamente es y cuando es hay que dejarlo ser:

“Me recuerda mucho a cuando estaba en Calle 13, que yo estaba como en mi esquina y esa es la esquina con la que vuelvo a reconectar con el disco y con la que voy a seguir conectado para no perderme. A veces uno dentro del mismo género urbano quiere establecer unos balances, porque si me iba demasiado elevado [entre comillas] o muy en mi viaje artístico musical entendía que perdía un sector del público que me interesa que esté dentro de la propuesta. Por eso balanceaba siempre. Te podía hacer Latinoamérica y de repente te hacía Atrévete y mantenía ese balance. Ahora yo estoy en un momento en el que no me interesa tener ese balance”.

“Lo que viene, luego de este disco, creo yo, o por lo menos estoy en ese momento ahora, es poder explorar al máximo la capacidad artística, llevar las cosas hasta el máximo nivel al que siento que puedo llevarlas. Siento que no lo he hecho todavía. Ese mismo nivel conceptual con el que trabajaba en la escuela de arte para cada proyecto, hacerlo públicamente, siento que nunca lo he hecho desde ese lugar’, dice con la misma emoción con la que en diferentes momentos de su vida ha dicho y hecho cosas que lo han llevado a ser cancelado antes de que las cancelaciones existieran como hoy las conocemos. “Ahora quiero sacarlo al máximo, sacar a Pasolini y a Jodorowski a pasear y a toda la gente que me hizo quien yo era cuando hacía arte en la escuela, eso es lo que quisiera hacer sin pensar en el balance y sin pensar en el público. Sin pensar en nada”.

Cuando las letras ya no importan pareciera que importan un poco más que antes. En su nuevo disco enlista a personas de grandes letras como Busta Rhymes o SFDK, a Al2 el Aldeano, a Ricky Martin y hasta Vico C y Daddy Yankee. Si es un disco de transición, es uno más ambicioso que su antecesor que presumía su ambición desde el inicio. “Hay de todo en el título del disco”, me dice con una sonrisa de villano, “Están un poco las críticas, que siento que ya no son tan importantes como antes. Está esto de la inteligencia artificial también”, me confiesa mientras me muestra la portada del disco, “por eso estoy usando como una mano que tiene seis dedos, como las imágenes que te hacía la inteligencia artificial. Un poco jugando con eso de que ahora la IA escribe letras también”.

El diálogo de Vonnegut en Matadero Cinco se quedaba a la mitad al inicio de este texto, tiene un final un poco más esperanzador. O por lo menos más humano. “Si tomas el tiempo momento a momento, descubrirás que todos somos bichos en el ámbar”, termina diciendo el texto. “Cuando ves que tus papás van envejeciendo, cuando ves que tus amigos mueren, te empieza a doler más. A los 40 empiezas a sentir eso y a verlo’” me dice el René de estos tiempos. “Hoy me interesa el tiempo y el espacio en el que vivo, entenderlo y disfrutarlo”. Él, yo, nosotros somos esos bichos en el ámbar y tal vez las palabras ya no importen y tal vez, como René, todos estamos en un momento constante de transición. Por todos nosotros hoy derramamos un poco de ron en el piso.