Beneficios de meditar caminando y cómo hacerlo bien

‘El objetivo de la meditación caminando es anclarse en el presente y, consciente de caminar y respirar, saborear cada paso’.
Meditación caminando.
Oliver Haldee Perez.

Meditar caminando es un ejercicio de atención plena en el acto de caminar. Pertenece a la tradición del budismo zen y no contempla un punto final: el objetivo es la propia actividad. Esta práctica de mindfulness puede considerarse el primer paso de la meditación propiamente dicha, más accesible y fácil de poner en práctica, un buen entrenamiento para que el espíritu siente las bases para acceder a estados superiores de conciencia.

¿Cómo practicar la meditación caminando?

La práctica requiere sincronizar los pasos, la respiración y la mente. Como en otras formas de meditación, se requiere poner la atención y la concentración en un objeto concreto. En este caso, se escucha la respiración y se activan todos los sentidos para percibir cada paso, cada cambio de peso. Desde que el pie abandona el suelo hasta que recupera el contacto. Se entrena la vista, el tacto, el oído, todo se llena de sentido y se descubre el propio cuerpo.

El monje budista Thich Nhat Hanh ha hablado mucho de esta práctica en discursos y páginas de libros. ‘La meditación caminando puede ser muy placentera, uno camina lentamente solo o en compañía, posiblemente en un lugar hermoso. Meditar caminando significa disfrutar del paseo, caminar no para llegar sino simplemente para caminar. El objetivo es anclarse en el presente y, consciente de caminar y respirar, saborear cada paso’, escribe en La pace è a ogni passo, Ubaldini Editore.

Esta forma de caminar está al alcance de todos. Basta con caminar consciente, despacio y respirar en sincronía con el paso. La repetición de una frase o mantra ayuda a mantener la concentración.

¿Cuáles son los beneficios de la meditación caminando?

La presencia mental tiene un efecto relajante y liberador sobre los pensamientos que se agolpan en la mente. Reduce el estrés, refuerza la sintonía y el equilibrio con uno mismo. El mindful walking transmite una sensación de paz, alegría y serenidad, permite llegar al fondo de las cosas y así hacer las paces con la realidad. La meditación caminando permite estar en el presente con un efecto de autoliberación que sólo puede producirse viviendo plenamente el momento en el ser, sin quedarse anclado en el pasado ni proyectarse en el futuro.

¿Por qué caminar meditando ayuda a relajarse?

Hablando de serenidad y relajación: ‘Un estricto equilibrio interior. La propia marcha invita a ello, de forma ensordecedora, progresiva y en la propia alternancia de reposo y movimiento. Depende, por supuesto, de la lentitud de la marcha, de su carácter absolutamente repetitivo: hay que resignarse. La serenidad es cuando uno ya no se enfrenta a la inquieta alternativa del miedo o la esperanza, y también cuando uno se sitúa más allá de toda certeza’, escribe el filósofo Frédéric Gros en su libro Andare a piedi. Filosofía del caminar, Garzanti. ‘La serenidad es simplemente seguir el camino. Y luego, al caminar, la serenidad viene también del hecho de que todos los disgustos y dramas, todo lo que cava surcos vacíos en nuestras vidas y cuerpos, todo parece absolutamente suspendido, porque está fuera de nuestro alcance, demasiado lejos, incalculable’.

El acto de caminar nunca es sólo una actividad deportiva o de puesta en forma. Sobre todo si se realiza al aire libre, aporta beneficios para la mente y el espíritu, potenciados por el contacto directo con la naturaleza, capaz de despertar una armonía primordial ya presente en nuestro interior. Últimamente se habla del Senderismo del alma concebido como una inmersión en la caminata y no sólo para alcanzar un objetivo. Se pasa así de una mirada hacia el interior a una mirada abierta al mundo, que de alguna manera permite volver al verdadero yo.

Caminar es el encuentro con la posibilidad de maravillarse: ‘El secreto de caminar es precisamente esta disponibilidad del espíritu, muy rara en nuestras vidas atareadas, polarizadas, prisioneras de nuestras propias obstinaciones. La disponibilidad es una rara síntesis de abandono y actividad que hace todo el encanto de un alma errante. Entonces el espíritu se abre por completo al mundo de las apariencias’, escribe Frédéric Gros.

Artículo publicado originalmente en Vogue Italia, vogue.it.