Abril 2024

Camila Morrone en la portada de Vogue: “Amo Argentina, a Sudamérica, a Latinoamérica… y también amo ser estadounidense”

Dos patrias abrazan la identidad de Camila Morrone. De su increíble trabajo en Daisy Jones & The Six a su más reciente proyecto, Marmalade, la actriz argentina llega a la portada de Vogue.
Camila Morrone en portada de Vogue abril 2024
Fotografiado por Zoey Grossman, Vogue, abril 2024.

Camila Morrone se conectó a su cita en Zoom con Vogue México y Latinoamérca puntualísima, con una gorra de béisbol negra, bálsamo en los labios y a cara lavada; “Dios mío, qué bella que es”, pensé. Pero charlar con ella fue como hacerlo con una amiga, es muy cercana y empática y, sobre todo, cuenta todo con lujo de detalle. Le pregunté cómo estaba, especialmente, cómo se sentía “en su momento”. La frase que empleé le resultó graciosa, desde un lugar tierno, me sorprendió que ella no decía que se sentía como tal “en su momento”. “En esta carrera que elegí, que tanto amo, es una batalla cuesta arriba constante. Definitivamente, nunca ha habido un sólo momento en el que haya pensado ‘lo logré’, ‘he llegado’. Es un constante crecer, evolucionar y aprender de mi oficio”, me explica. Es que la actriz de raíces argentinas y nacida en Estados Unidos, tiene los pies bien enraizados a la tierra... más bien, a las tierras. Dos patrias que la abrazan y que hacen a su identidad, “es mi superpoder”, me dice entre risas, de esas que suenan a orgullo. “Personalmente siento de igual manera a ambas culturas”, agrega. De sus seis años en la actuación, con nueve proyectos a sus espaldas, ya comenzaron a vislumbrarse frutos. Como el de su increíble trabajo en la serie Daisy Jones & The Six (2023), en la piel de la fotógrafa Camila Álvarez (si me preguntan, el personaje con el arco narrativo más interesante de la serie). Casualmente, con esta obra, aún sin creerlo, obtuvo nominaciones en los premios Emmy y en los Critic's Choice Television Awards. La artista en ascenso bromea sobre sí misma y de una forma muy transparente, revela lo que siente: “es extraño porque cuando hablo de mi vida siento que ya tengo 100 años, cuando sólo tengo 25; pero la realidad es que trabajo desde los 14”. Y aunque es cierto que todo parece haber ocurrido muy rápido en su vida, su incipiente historia data desde la fecha de su nacimiento.

Camila Morrone, en bodysuit, falda de látex y zapatos, todo de ALAÏA.

Fotografiado por Zoey Grossman, Vogue, abril 2024.

El estar orbitando entre cámaras no comenzó siquiera con su debut como actriz para la pantalla grande en la película Bukowski, allá por 2013. Tampoco en sus primeros años de trabajo como modelo para marcas como Moschino, Topshop, Pink, Lefties, Sephora o nuestra querida firma argentina Ay Not Dead. Sin duda el modelaje fue una etapa importante para su carrera, en la cual aprendió desde muy pequeña el verdadero significado del trabajo y del esfuerzo que conlleva, “siendo una chica de 14 años, trabajando como modelo, aprendí que en un trabajo se requiere ética, esfuerzo, puntualidad, proactividad...”, recuerda. Pero para descubrir de dónde provienen sus deseos interpretativos imperantes, más bien deberíamos remontarnos a sus primeros años de vida, cuando esa pequeña Camila de ojos saltones observaba en contrapicado cómo sus padres repetían líneas de guiones en el living de su casa. O mientras jugaba con sus muñecas en las salas de espera de las audiciones a las que asistía ese par de seres que la trajo al mundo. En realidad, me confiesa que, desde que tiene uso de razón, ella siempre había querido actuar: “es gracioso porque cada vez que se necesitaba un niño, intentaba meterme en el set y actuaba como un completo payaso”. Es en esas memorias tempranas en las que encuentra el primer llamado a cumplir su propósito: “la verdad es que, al final del día, siempre supe en mis entrañas, en mi corazón, que quería ser actriz. Pero fue una lucha dar el salto, quería ir tras mis sueños, pero me daba mucho miedo fallar, vi lo difícil que es esta industria desde muy chica”.

Mientras me habla de esos primeros recuerdos que alberga su mente, descubro que Camila Morrone tiene otro superpoder, ese que sólo se le concede a las personas que viven en carne propia el perseguir sus sueños y luchar por ellos desde cero. Geminiana de puro aire, la dualidad la persigue y es en ella donde quizás radique su mayor singularidad. De hija de inmigrantes argentinos a Cali girl, Morrone es dueña de esa memoria que registró cómo sus dos jovencísimos padres se buscaron la vida en un país ajeno, con un idioma prestado y sin una red de contención cerca. Más tarde, me contaría lo importante que fue para ella estar de vacaciones en la playa con su madre, la actriz argentina Lucila Polak, al momento de enterarse de su nominación en los premios Emmy 2024, y la fiesta al mejor estilo melodrama que su madre montaría. “Yo me fui al océano, no había buena señal por suerte porque no estaba preparada para verlo en vivo. Intentaba tomármelo con calma y no poner expectativas en los resultados. Me concentré en agradecer el proceso y pedir por Riley Keough (con quien compartió cartel y quien dio vida a Daisy Jones), que realmente se lo merecía, y por la serie; y de pronto la veo gritando a mi madre desde la orilla y yo le preguntaba ‘quién’ y me decía ‘todos’, no lo podía creer”. También me habló acerca del orgullo que sintió por la compañía de su padre, el actor Máximo Morrone, en la ceremonia de dichos premios, ambos vestidos de Versace, otro guiño a esos orígenes, cuando su padre modeló para la casa en los años 90. “Creo que es como un círculo, haber podido llevar a mi padre a los Emmys, mi madre acompañándome al momento de las nominaciones, ambos han estado en la industria por un largo tiempo ya. Es muy especial y emocionante poder compartirlo y que se sientan orgullosos de esto”.

Fotografiado por Zoey Grossman, Vogue, abril 2024.

Vestido con aros, de TORY BURCH.

Fotografiado por Zoey Grossman, Vogue, abril 2024.

Pero su deseo como actriz no se reafirmó hasta, justamente, en Death Wish, en la piel de la hija ficcional de Bruce Willis, el remake que en 2017 se encargó de dejarle en claro a Camila que estaba en el camino correcto. Repleta de miedos por dejar su zona segura, aquella profesión de modelo que tanto le había enseñado, la artista sintió el sí definitivo dentro de su ser: “Empecé a filmar esa película y simplemente supe que no podía volver a mi carrera anterior, supe que me tenía que dar la oportunidad de brindarme a actuar a un 150% e ir por ello, por más que fuera a fracasar, esa es la manera en que miro todo en la vida, en realidad”. El proceso fue duro, no lo niega, me cuenta lo difícil que fue para ella el hecho de que la tomaran en serio bajo el prejuicio de ser modelo. Contra la narrativa que tan bien ella misma se había creado, e incluso en contra de sus propios miedos e inseguridades, la intérprete sabía que no quería jugar a ser actriz, era algo que iba en serio: “creo que fue bastante difícil para los directores verme y visionarme como actriz, más haciendo drama. Definitivamente, hubo un periodo de tiempo en el que realmente tuve que pelear, empujar y probarme a mí misma que no quería ser la modelo rubia que está tratando de actuar, realmente quería que la industria me tomara seriamente”.

Dicen que los deseos se vuelven realidad y la suerte no tardó en llegar junto a Mickey and the Bear (2019), continuando con el rol de hija, pero esta vez en una versión mucho más profunda; en sintonía a la trama de este drama independiente. “Fue un papel muy desafiante, pesado, oscuro y emocional y sabía que tenía que hacerlo porque, simplemente pensé, ‘si lo logro, tengo una oportunidad de que la gente me tome en serio como actriz’. Y esa película cambió mi vida”.

Fotografiado por Zoey Grossman, Vogue, abril 2024.

Y aunque la contemplamos pasear enfundada en un vestido de Givenchy por la alfombra roja de los Golden Globes de 2024, además de ver en los titulares que la presentan como una gran promesa de Hollywood, es posible notar que en ningún momento Camila Morrone ha dejado de lado sus raíces latinas. De hecho, durante nuestra cálida conversación, por si no me había quedado claro, admite: “me siento muy argentina en mis maneras, de lidiar con la vida, en mi personalidad”. Rememora con mucho cariño cada uno de sus veranos en Argentina, recibiendo la Navidad con sus seres queridos y me cuenta que toda su familia, excepto sus padres, están en ese país, y que hace poco estuvo de visita en Buenos Aires y en la Patagonia, conectando con sus raíces. Noté un brillo especial en sus ojos. El amor que siente por Argentina ya lo había descubierto como espectadora de Daisy Jones & The Six, serie en la que interpreta a una latina que se enamora de Billy Dune (Sam Claflin), una futura estrella de rock un tanto perdida; mientras su personaje va tomando cada vez más profundidad, en una escena utiliza su arma secreta: el idioma español. Tan sólo unas líneas. Un pedacito de guion conquistado, en el que el acento argentino no se esconde; “fui criada hablando en español, ese fue mi primer idioma”, agrega. Es cierto que sobre este personaje hablamos muchísimo, es que la evolución que tiene a lo largo de la serie es inmensa al punto que manifiesta que ella “no es sólo la mujer de un rockstar, realmente es la razón de ser, es el elemento que adhiere y conecta a todas las partes”.

Me sorprende su devoción por volver siempre al principio de todo, a través de este personaje hablamos de empatía, de camaradería femenina, de armar redes… Se acuerda de su madre y de todas aquellas mujeres latinas que veía audicionar, con ansias de conquistar nuevas tierras y ser parte de la industria. Las mujeres realmente fueron muy importantes en su historia: “fui criada por mujeres latinoamericanas impresionantes y muy fuertes”. No hay forma de salir intacta de eso. Ni falta nos hizo hablar sobre amores pasados y olvidados, pero desmenuzando a este rico personaje, encontramos otro punto en común entre él y ella: el amor. “Amo de manera muy profunda y apasionada. No sé, si tal vez podría tolerar algunas de las circunstancias que Camila Dunne pasó con Billy, pero esa es una de las cosas que aprendí de ella, su manera de mirar la vida, con un punto de vista más amplio y a largo plazo”. Me dio curiosidad saber entonces qué creía que había aprendido la Camila de la ficción de la real, y otra vez salió el tema que proliferó a lo largo de toda nuestra conversación: “creo que le aportó ese fuego latino, eso se ve, por ejemplo, en el segundo episodio, cuando encuentra a Billy con los groupies, entre estupefacientes, y lo empuja contra la pared; ese fue el momento en el que quería que mostrara un poco de ese fuego. Había sido tan calma hasta ese punto, necesitaba que tuviera un momento en el que ella lo pusiera absolutamente en su lugar”.

Chaqueta de COPERNI; falda de TORY BURCH; zapatos de CHRISTIAN LOUBOUTIN; pendiente de PANCONESI.

Fotografiado por Zoey Grossman, Vogue, abril 2024.

No debe ser tarea fácil despedir personajes tan magnéticos, pero la vida del artista es así y pronto tuvo que dejar los outfits setenteros, la empatía, la cámara de fotos y los conciertos para darle vida a una aspirante a escritora en la ópera prima dirigida por Patricia Arquette, Gonzo Girl. Con entusiasmo me cuenta la anécdota de cómo fue que se enteró que había quedado seleccionada para esta película, lo relata de tal forma que me imagino toda la secuencia, es muy expresiva. Habían pasado muchos meses desde que, luego de devorar el libro homónimo de la película en plena pandemia, Camila envió un tape al casting, con más ilusiones que certezas. Meses después, en el momento en el que ya había perdido todas las esperanzas, cuando soltó tanto que incluso había logrado olvidarse de ello, el día de su cumpleaños, lo que para ella iba a ser una llamada de su agente con buenos deseos, terminó siendo su mejor regalo inesperado. “Gonzo Girl significa mucho para mí. Me hace feliz ser parte de proyectos que puedo compatir con el mundo. Es otro proyecto que definitivamente cambió mi vida, personal y profesionalmente”. Rodeada de actores de gran renombre y bajo la mirada de Arquette, agrega: “Creo que mi corazón se frenó cuando me enteré que me habían aceptado para la película. Me siento tan inspirada por el trabajo de otras personas y soy tan fanática de tantos actores y de shows televisivos, así que sé lo que es estar del lado del fandom. He sido fan de Patricia por su trabajo como actriz toda mi vida y ha trabajado en mis películas favoritas”. Mientras aún puede ubicarse del lado fandom de la vida, asegura que le encantaría trabajar en alguna producción argentina y seguir representando a su país y a Latinoamérica, da un leve aplauso y deja sus manos juntas por un instante, mira hacia arriba, como pidiendo. “Recuerda que los deseos se cumplen Camila”, pienso. “Amo a mi país, a Sudamérica, a Latinoamérica… y también amo ser estadounidense”.

Vestido de FERRAGAMO; zapatos de SPORTMAX

Fotografiado por Zoey Grossman, Vogue, abril 2024.
Fotografiado por Zoey Grossman, Vogue, abril 2024.

“En ningún momento olvido los privilegios que tengo, uno de ellos es hablar en español, de hecho, me siento muy afortunada de tener un pie en cada uno de estos países y estar hecha de ambas culturas”, suelta apasionadamente.

Fue en octubre del año pasado, específicamente en la ciudad de Washington, donde recibió el premio Visibility, otorgado por la National Hispanic Foundation of the Arts (NHFA), organización que promueve la representación latina en el cine y la televisión. Clap, clap. De este lado del fandom, no hay más que orgullo ante este talento que brilla con luz propia, no olvida y que de forma tan expansiva une polos opuestos con ideas claras, esfuerzo y una pasión latina y sedienta de nuevos desafíos por superar.


En este reportaje: peinado, Erol Karadağ/ MA+ GROUP usando productos de Oribe; maquillaje, Allie Smith/ MA+ GROUP usando productos de Victoria Beckham Beauty; manicura, Zola; asistentes de fotografía, Joe Beckley y Benji Callot; asistente de moda, Sophia Phillips; diseño de set, Colin Donahue; producción, Kristen Prappas/LOLA Production; encargada de producción, Kelsey Swope Romero/LOLA Production; iluminación, Nick Tooman; digitalización, Dustin Edwards; sastre, Hasmik Kourinian; director de entretenimiento, Sergio Kletnoy; talento, Camila Morrone.