¿Por qué Challengers es la película más emocionante de 2024? Vogue analiza…

La cinta protagonizada por Zendaya ha sido aclamada por el público y la crítica. No es un hype en vano, hay muchas buenas razones y aquí las analizamos.
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Claudia Argueta

Lo primero que tenemos que decir sobre Challengers es que es una película para verse acompañada, acompañado, y en el cine. ¿La razón? Si ya la viste, la habrás podido comprobar por ti mismo, por ti misma: es una historia que –literalmente– roba el aliento en más de una escena, que te hace mirar con incredulidad las cuestionables decisiones de sus protagonistas y, finalmente, estar al borde de la butaca.

En el equipo digital de Vogue México y Latinoamérica, tuvimos la oportunidad de ver Desafiantes (por su título en nuestra región) como se merece y diseccionarla meticulosamente al terminar la función. Así que estos son los apuntes de una conversación entre el Adaptation Editor más acertadamente sensible para ver una cinta como esta y su acostumbrada Digital Writer especializada en entretenimiento. Comencemos.


Analizando Challengers

Luego de una gira de prensa en la que Zendaya no paró de “servir” (tal y como se dice en el mundo del tenis) sus grandes looks de moda –uno tras otro– finalmente se estrenó Challengers o Desafíantes en México y Latinoamérica.

Más allá del revuelo mediático, de los pósters y tráilers que nos adelantaban un sensual triángulo amoroso entre Mike Faist (que interpreta al ingenuo Art Donaldson) y Josh O'Connor (como el problemático Patrick Zweig), la verdad es que es difícil imaginar que una película situada en el mundo del tenis será tan adictiva y emocionante, por que sí, no tememos asegurar que este es el filme más emocionante de 2024 y apenas estamos en mayo. En tiempos donde los avances oficiales de las películas prácticamente cuentan toda la historia, el de Challengers, publicado hace un par de meses, no le hizo justicia (en el mejor de los sentidos), contó justo lo necesario para que el espectador, precisamente, no estuviera preparado.

Este es el undécimo largometraje del aclamado cineasta italiano Luca Guadagnino, quien ya se dejó de medias tintas y cuyas producciones, en la categoría coming of age (o de paso a la adultez, en español) se han convertido en un éxito, especialmente tras el revuelo que causaron Timothée Chalamet y Armie Hammer en Call Me By Your Name.

Niko Tavernise / Metro Goldwyn Mayer Pictures.

Se esperaba mucho de este casting en una producción que muestra los códigos del sacrificado deporte del tenis y también de una historia llena de momentos de tensión sexual y autodescubrimiento. Guadagnino no defraudó. Tampoco tememos afirmar que esta podría convertirse en la película de culto de toda una generación, especialmente de los que nacieron en los 90. En cada pase, en cada nuevo set, en cada viaje de la cámara en posición subjetiva (como si el espectador fuera una pelota) sabemos que el caos es inminente.

El vestuario habla más de lo que parece

Primero situémonos en contexto. La historia arranca en el 2019, en un mundo prepandémico, y se mueve al ritmo de un partido de tenis, en cada pase hacia el pasado y de regreso al tiempo presente. Por eso también debemos situarnos en el verano de 2006, justo antes de la crisis inmobiliaria que causó un crack en la economía de los Estados Unidos y de los sueños de muchos millennials como la sensual Tashi (Zendaya).

El diseñador irlandés Jonathan Anderson, el actual director creativo de la firma Loewe, fue el encargado de darle vida a los looks de esta película. Su gran mérito fue dar con atuendos que se sentían tan acorde con esa época. Quienes la vivimos, sabemos el poderoso efecto de unas sandalias de suela de corcho, de un vestido azul con péplum y encaje, así como de los blazers y collares corporativos que todos usábamos para ir a bailar, como se ve en la escena de la fiesta de Adidas, en la que Tashi acepta el reto y se crea este triángulo.

Para las escenas de 2019, la Tashi de Zendaya nos impacta con sus increíbles joyas de Cartier, sus bolsas de mujer elegante firmadas por Loewe, así como por su siempre calculada estética. En esta oportunidad es posible creerle que es una matriarca, mánager y la coach de su propio mundo, y es en parte es gracias a su cuidado armario que incluye flats de Chanel y faldas que la hacen lucir impoluta, incluso cuando su mundo se está rompiendo.

La música de la película Challengers

Otro punto importante, como buena película de Luca Guadagnino, es la música. Aunque a veces es fácil perderse en qué línea de tiempo nos encontramos, es posible situarnos en contexto con algunas de las canciones que estremecieron nuestros iPods y MP3 a inicios de los 2000 y las que ahora figuran en nuestros playlists de Spotify cuando nos sentimos nostálgicos. Algunas de las canciones que nos ayudan a entender los paralelismos y estados de ánimo de los personajes son:

  • Rihanna - S&M
  • Nelly Furtado - Maneater
  • Nelly - Hot in Here
  • Suspicious Minds - Fine Young Cannibals
  • Lilly Allen - Smile
  • Blu Cantrell - Hit 'Em Up Style (Oops!)
  • Lana del Rey - Doin' Time
  • the boy is mine - Ariana Grande
  • Sexy Boy - Air

Sobre las primeras dos canciones, es fácil leer entre líneas el rol que cumple Tashi al enfrentar a estos dos mejores amigos en una lucha de poder y ego.

No podemos dejar de mencionar el impresionante trabajo en la música original de Trent Reznor y Atticus Ross, la dupla de productores que se han llevado el Oscar a Mejor banda sonora por The Social Network (2011) y Soul (2021). Ahora, en Desafiantes, el objetivo detrás de las elecciones claramente estuvo en mostrar el dinamismo que hay detrás del simple hecho de que dos personas golpeen una pelota con una raqueta: hay potencia, hay acción, pero no solo eso, la banda sonora compuesta de 16 temas está destinada a dejarnos muy claro que, en su mundo, los tenistas son verdaderas estrellas de rock. Es posible sentirlo cuando Tashi entra a escena, segura e imponente; pero también cada vez que Patrick se encuentra con Tashi; y en la escena final con esos beats que pusieron nuestros corazones a todo lo que da.

Zendaya interpreta una gran villana, pero no la puedes odiar

¿Es Zendaya realmente la protagonista de esta historia? Claro, ocupa un lugar fundamente, pues en este triangulo, la explosión a la que somos expuestos no funciona sin sus tres puntas, sin embargo, el personaje de Tashi, que bien podría fungir como “villana” si consideramos que sus acciones son abiertamente inmorales, tiene unas motivaciones muy diferentes a las de Patrick y Art, pero ellos ni siquiera lo saben.

Y es que para Tashi, todo es acerca del tenis, es el pulso detrás de sus decisiones. El arco de su personaje, cuando se rompe la rodilla después de una disputa con Patrick lo confirma, porque es a raíz de esto que se convierte en pareja sentimental y profesional de Art, pero no la mueve el amor por él, en realidad es el amor por el tenis. Si Patrick no puede mantenerse alejado de Art, Tashi no puede mantenerse alejada de este deporte al que describe como una “relación”, de ahí la pasión y a imposibilidad de dejarlo.

A pesar de estas elecciones, no es posible odiar a Tashi. En primera porque es una máquina, es imposible mirarla en la cancha y no sentir plena admiración; en segunda porque pareciera ella solo movió los hilos para que Art y Patrick, finalmente, miraran la tangible tensión sexual que siempre existió entre ambos, eso nos lleva al siguiente punto.

Los pequeños detalles de queer coding que son obras de arte y el asunto del ‘broderagem’

Empecemos por la escena inicial, que ha desatado debates en la red social X (antiguamente Twitter) sobre la forma en la que el protagonista, Art Donaldson, duerme de espaldas y con unos ligeros calzoncillos tipo brief, activando todas las alarmas de los hombres cis heterosexuales.

Niko Tavernise.

Luego, a mitad de la historia, Mike Faist y Josh O'Connor comparten la que, sin duda, es la escena más homoerótica del año, superando con creces a la infame tina de Saltburn, al simplemente intercambiar miradas y compartir churros, lo mismo ocurre cuando comen hot dogs. Las referencias fálicas pueden ser simples, pero muy efectivas.

Ni que decir de la escena cuando Patrick Zweig le rinde una vista a Art, en el campus de Stanford, y luego de correr como niños por toda la cancha de tenis –como si el mundo, ni nadie más importara– se funden no solo en un abrazo, pero también en una sugerente torsión de cuerpo, con piernas hacia arriba.

Lo importante de repasar estas escenas, es que también se habla de un tema neurálgico: La masculinidad tóxica, pero también de amistad y de amor real, pese a todo. Aquí cabría un concepto que en Brasil se le llama “broderagem” y que puede describir a la perfección la evidente tensión sexual de este par de amigos, comparable a la que ya había explorado la cinta “Y tu mamá también” (2001) del mexicano Alfonso Cuarón, cuando un beso de tres termina siendo de dos, sin que esto implique un tema de orientación sexual o una trama de amor gay.

Al final entendamos que no hubiese una historia que contar si ellos hubiesen asumido el amor que los unía, ese mismo amor que los llevó al odio, a la competencia y a la rivalidad tóxica de ver “quién la tenía más grande” y disputarse la validación de Tashi, como queda demostrado en la incómoda escena del sauna, el día antes del partido final.

Solo Luca Guadagnino podía hacer que el tenis se viera sexy

Escribiendo este análisis lo comentábamos: por años veíamos tenis, sin entenderlo muy bien, a menos que Rafael Nadal y sus shorts blancos estuvieran sobre la cancha. Más allá de eso, el tenis puede pecar de sonso, repetitivo, sistemáticamente “muy blanco”, por expresarlo de alguna manera. Pero solo Guadagnino pudo transformar este deporte conocido por sus estrictos códigos de conducta, de vestimenta y modales sobre la cancha, en una explosión de sensualidad veraniega a través de detalles que no parecieran importantes, pero suman.

Por ejemplo, ante los cuidados conjuntos de Art, firmados por Uniqlo, contrastan los shorts de playa y las camisetas ajustadas (que se ven y se sienten sucias) de Patrick Zweig. Más adelante, cuando Art saca el colmillo y decide jugarse todo en la cancha –hasta las últimas consecuencias– también logra convertirse en el héroe griego que no sabíamos que estábamos buscando. Y la obsesión del poder, la perfección y el autocontrol del personaje de Zendaya también resulta terriblemente erótica.

Niko Tavernise.

Los aspectos técnicos también contribuyen a esta narrativa. Con sus jump cuts, Guadagnino logró hacer un magnífico paralelismo entre las discusiones de los protagonistas y la manera en la que la pelota va de un lado a otro de la cancha. Las tomas subjetivas, donde casi se puede sentir palpablemente el sudor y la respiración agitada de los jugadores, también juegan un papel importante. El termino “sensualismo” en filosofía, hace referencia al conocimiento a través de la percepción sensible y esta es una película abiertamente sensual, todo es sobre los sentidos con los que la percibimos.

El significado del final de Challengers explicado

En las películas de Luca Guadagnino siempre hay una oportunidad abierta ante “lo que no ocurrió”, pero también tienen un increíble sentido de fatalidad, casi aplastante, de lo que nunca podremos resolver. Recordemos la escena final de Timothée Chalamet en Call Me By Your Name, llorando frente una chimenea tras recibir la noticia de que Oliver se casa con una mujer.

En Challengers, nunca estaremos 100% seguros de que Tashi inscribió a Art en esta liga menor para que obtuviera confianza en sí mismo, o para terminar de destruirlo ante su único oponente real: su mejor amigo y el verdadero amor de su vida. Tampoco sabremos si Patrick y Tashi habían hecho un acuerdo previo sobre lo que ocurriría después del partido.

A medida que se acerca el cierre del último set, las emociones te hacen saltar de tu asiento. Y podrían darse varias lecturas: Cuando Art gana, Tashi grita como lo hizo en el partido en que Art y Patrick la vieron la primera vez. Es un grito incontenible, su lado más irracional. Al final ella es la única que realmente triunfa en todo esto: Logró que Art ganara y superara su rivalidad con Patrick. No sabemos si el hecho de acostarse la noche antes con Patrick (quien a su vez revela lo ocurrido con un gesto que solo ellos conocían) es lo que hace que Tashi logre su objetivo, coronándose así como la mejor coach de tenis profesional.

Por otro lado, y este es el verdadero mensaje que queremos rescatar de esta película: El amor real también permite la camaradería, la vulnerabilidad y la competencia. Cuando Art sale volando en ese remate final, Patrick está allí listo para recibirlo de brazos abiertos, aceptando que fue mejor que él en este importante partido. Unos segundos antes comparten una mirada que solo ellos entenderían y esto nos da a entender que fue su amor-odio-nuevamente amor, el que les ayudó a superar 13 años de resentimientos, y todo lo que ocurrió sobre la cancha.